Hace apenas unas semanas parecía que China resultaría apenas afectada por la crisis económica. Hoy, si bien no se ha sentido con la severidad que en otros países, los estragos de la crisis comienzan a filtrarse en el discurso oficial.
La reactivación de la economía mediante la generación de demanda doméstica, hacer que los campesinos chinos comiencen a consumir, es una de las estrategias que se pretende poner en marcha y que será discutida durante la reunión anual de la legislatura china, conocida aquí como ‘las dos reuniones’.
Por el momento, el gobierno sigue pronosticando un crecimiento superior al 8 por ciento – ritmo que los economistas chinos consideran necesario para generar empleo y asegurar la estabilidad social del país. No obstante, ante la estrepitosa caída en las exportaciones, un 17,5 por ciento interanual en enero, de acuerdo con cifras oficiales, hay quienes son más pesimistas y no ven la forma en que se alcance la meta de crecimiento. Cómo hará el gobierno para que esos 20 millones de campesinos que regresaron a sus aldeas natales sin trabajo, comiencen a consumir, es la interrogante que plantean.
El economista del gobierno Wang Xiaoguang declaró para Xinhua que “tomando en cuenta la situación mundial, la recuperación de las exportaciones chinas podría llevar tres años, o incluso más tiempo. China debe aprender más del consumo y la inversión en los próximos años”.
Para contrarrestar la adversidad, el Partido Comunista de China ha optado por una serie de medidas agresivas para estimular la economía. A finales del año pasado, China sorprendió a propios y extraños al anunciar el paquete de estímulos económicos ‘más grande jamás lanzado’.
Ante la algarabía gubernamental, el público chino recogió la noticia con cierta suspicacia: miles de ciudadanos recurrieron a los foros en la red para mostrar su preocupación por la falta de un marco legal que garantice la no malversación y la transparencia en la aplicación de los fondos.
En un gesto inédito, ante la presión de la opinión pública, el gobierno se ha comprometido a publicar en un sitio de Internet las cantidades de cada partida y cómo serán asignadas, lo que sentaría un precedente en materia de transparencia en este país.
En su más reciente aparición pública en una sesión de chat con internautas chinos, el Primer Ministro, Wen Jiabao, declaró que “los ciudadanos tienen el derecho de saber lo que el gobierno está haciendo, así como expresar sus críticas sobre las políticas”.
El gesto contrasta con las detenciones masivas de la semana pasada cuando un grupo de peticionistas, ‘quejosos de profesión’ como se les conoce aquí – gente que ha pasado gran parte de su vida buscando alguna compensación o el alivio de una injusticia – pretendía presentar sus quejas ante la oficina gubernamental designada para ello
No obstante, la primera reunión legislativa post olímpica parece traer un sabor un tanto diferente. El gobierno, al menos en el discurso, se ha encargado de promover la participación ciudadana en lo que respecta a las discusiones que se llevarán a cabo.
Como preámbulo de la sesiones legislativas, medios de comunicación oficiales como El Diario del Pueblo y Xinhuanet realizaron encuestas entre los usuarios sobre cuáles son los temas más importantes y qué camino deberían seguir las posibles soluciones.
Según los internautas chinos, las discusiones de las asambleas legislativas tendrán que girar en torno a cómo hacer frente a la crisis, garantizando la estabilidad social y reduciendo la cada vez más amplia brecha entre pobres y ricos. Luego de la aprobación de una rigurosa ley en materia de alimentos, parece que la seguridad alimentaria también está en la mira de los legisladores.