Cascos azules chinos: 30 años al servicio de la paz mundial

Soldados chinos de la misión de paz en Sudán del Sur enseñan técnicas agrícolas a los locales a fin de aumentar el rendimiento de sus cultivos.

“Milagro chino” con las manos

Los destinos de las misiones presentan características difíciles y una infraestructura pobre. Por ende, oficiales y soldados enfrentan múltiples riesgos.

“Mi primer destacamento fue en enero de 2015. La tarea principal era construir un nuevo campamento. El terreno era baldío y el proceso requirió que caváramos el suelo y levantáramos las rocas con las manos”, apuntó Mi.

“Las condiciones eran muy malas. La temperatura de las esterillas donde dormíamos podía llegar a 50ºC al mediodía. Para terminar el nuevo emplazamiento antes de la temporada de lluvias, trabajábamos día y noche y construimos 666 habitaciones móviles en aproximadamente un mes. Los funcionarios de la ONU lo catalogaron como el ‘milagro chino’”.

En las áreas desérticas de África, la escasez de agua es un problema importante para oficiales y soldados.

“La erosión del suelo es muy rápida en zonas desérticas. Para ahorrar agua y ayudar al riego de cultivos, reciclamos agua del baño para los vegetales”. Al hablar de sus huertas en el desierto, Guan Zhumiao se llena de orgullo. Fue traductora de francés para el tercer equipo médico chino en Mali. “Recorríamos las calles en busca de criadores de ovejas. Les comprábamos estiércol como fertilizante. Las verduras crecieron muy bien”.