spanish.china.org.cn | 31. 05. 2018 | Editor:Lety Du | [A A A] |
Por Mauricio Castellanos
De la rueda de prensa que dio el ministro de Relaciones Exteriores de China, Wang Yi, en el marco de las dos sesiones se puede obtener un conclusión global: como un país que ha alcanzado su mayoría de edad, China está llena de confianza para jugar el papel que le corresponde.
Wang fue preguntado sobre el asunto nuclear de la península coreana, las relaciones sino-japonesas y los lazos entre China y Estados Unidos. También atendió interrogantes sobre los vínculos de su país con África, India y la Unión Europea. Asimismo, debió hablar sobre Rusia, el Mar Meridional de China, la Iniciativa de la Franja y la Ruta, y los nexos de China con América Latina y el Caribe.
Solo con el rango de las preguntas ya queda en evidencia el grado de involucramiento que ha alcanzado China en los asuntos regionales y mundiales más cruciales.
Aún celebra el público la actuación de los atletas que participaron en los Juegos Olímpicos de Invierno de Pyeongchang, y de la misma forma aún celebra la comunidad internacional el “deshielo” entre la República Popular Democrática de Corea (RPDC) y la República de Corea. Y, como era de esperarse, el ministro renovó el compromiso y la postura de China de apoyar un diálogo directo RPDC-Estados Unidos, un diálogo que requiere de sinceridad y de coraje político, pero que es además la única salida al asunto.
Con respecto a los lazos sino-estadounidenses, Wang insistió en que la condición básica es el respeto mutuo. Pese a las innegables e inevitables diferencias, una y otra vez ha quedado demostrado que la cooperación y el manejo responsable de las discordias es clave para que la relación evolucione. China opta por concentrarse en los puntos en común, no en las rivalidades, una postura que, como el mismo canciller destacó, poco a poco está mejorando su percepción por parte del pueblo del país norteamericano.
Por su parte, América Latina y el Caribe siguen ascendiendo en la lista de prioridades de China, y eso lo demuestran tanto el aumento exponencial en las cifras del comercio en los dos sentidos como la frecuencia y nivel de las visitas de sus líderes. Wang no perdió la oportunidad para destacar las tres giras que hizo el presidente Xi Jinping por la región en los últimos cinco años, pero también, una vez más, hizo énfasis en que el acercamiento sino-latinoamericano tiene como único objetivo lograr el desarrollo compartido, no enfrentarse con Estados Unidos, de tiempo atrás acostumbrado a imponer su voluntad en la zona, ni desplazarlo. Y precisamente es esta actitud la que ha hecho que muchos de los países latinoamericanos opten por reforzar su vínculo con China, al ver en ella no una potencia soberbia sino un socio que les trata de igual a igual.
El nuevo estilo diplomático abierto, franco y seguro de sí mismo aplicado por Xi, ha dado resultado. Hoy el mundo conoce y entiende mejor a China, sabe a qué atenerse a la hora de interactuar con ella, está más dispuesto a relacionarse con ella y sabe que no debe temer sorpresas desagradables.
“El concepto de la Amenaza de China ha muerto”, sentenció Wang, y celebró que poco a poco el mundo vaya entendiendo que, lejos de eso, lo que su país constituye es una oportunidad, y que en la medida en que este se desarrolle podrá contribuir más a la paz, a la seguridad y al desarrollo mundial.
Aún en pleno proceso de desarrollo, China ha llegado a la mayoría de edad, y, cada vez más confiada y abierta al mundo, está cumpliendo con todas sus responsabilidades y superando todos los desafíos.