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spanish.china.org.cn | 08. 09. 2016 | Editor: Lety Du | [A A A] |
Como buen anfitrión, y predicando con el ejemplo, Xi no sólo cumplió con la agenda de rigor con todos los miembros de alto nivel del Grupo, sino también con los no pocos invitados de los países en desarrollo, esos que antes de Hangzhou no habían recibido la atención debida. Además, sostuvo encuentros individuales, en los cuales reafirmó su compromiso de compartir las experiencias acumuladas en el proceso de guiar al país hasta el lugar que hoy ocupa como segunda economía del planeta, con el objetivo de que todos puedan alcanzar el desarrollo.
Antes de la inauguración, el mandatario se reunió con los jefes de Estado de los tres países latinoamericanos que forman parte del G20, Argentina, Brasil y México.
Con Mauricio Macri, el presidente argentino, Xi habló de energía, negocios, inversión, infraestructura y turismo, de fortalecer los intercambios y la cooperación para lograr el desarrollo, y de la importancia de vigorizar la Asociación Estratégica Integral entre los dos países.
La inversión y la energía también fueron discutidos por el líder chino con su homólogo mexicano, Enrique Peña Nieto, en tanto que con Michel Temer, flamante presidente de Brasil, conversó sobre comercio, en particular sobre la posibilidad de que a China lleguen más aviones y carnes con sello de origen brasileño y al país suramericano nuevos y más productos chinos.
Como era de esperarse, el jefe del Estado también dialogó con los gobernantes de los países que, junto con China, integran el grupo BRICS, a saber, Brasil, Rusia, India y Sudáfrica. Poniendo de relieve la importancia del grupo, Xi lo definió como “el defensor de los países emergentes y en vías de desarrollo”, y les urgió a cooperar y luchar para que aquéllos tengan mayor presencia y peso en los escenarios de toma de decisiones al más alto nivel en materia de gobernanza global.
Todo esto, sumado a una alucinante gala inaugural, que aprovechó al máximo la afamada belleza natural de Hangzhou, entregó una cumbre que ya ha quedado inscrita en la historia, no sólo como una de las mejor organizadas sino también de las más productivas del G20. Por supuesto, su éxito definitivo sólo se podrá proclamar cuando los objetivos a mediano y largo plazo se empiecen a cumplir. La exitosa experiencia de China y la voluntad conjunta de los líderes del Grupo dejan poco espacio para las dudas.