En los últimos 29 años los Briggs han ido adaptando la casa a medida que la familia crecía. Ahora tiene nueve habitaciones y más de 5.000 metros cuadrados, el doble que el edificio original.

Pero los niños no sólo viven allí, sino que también estudian. Jeane Briggs los ha escolarizado en la casa durante casi tres décadas. Y parece que el sistema funciona pues ya son varios entre ellos los graduados universitarios.

La hora de la comida suele dar más quebraderos de cabeza, con más de 30 bocas que alimentar.

Pero la mayor locura es el gasto. La factura semanal del supermercado alcanza los 1.000 dólares. Y saben que en Navidad el gasto subirá, pero dicen que todo este esfuerzo merece la pena. La recompensa es cambiar la vida de tantos niños, como la de Tania, adoptada junto a sus dos hermanas después de que su madre muriera de tuberculosis y su padre fuera asesinado en Ucrania: “Estoy tan contenta de estar aquí. No sé que estaría haciendo si no estuviera aquí, ni siquiera sé si estaría viva”.