El estudio se centró en las islas Georgias del Sur, un Territorio Británico de Ultramar en el Atlántico sur que se encuentra dentro de la influencia de las aguas antárticas.

BAS tiene una estación de supervisión de largo plazo en la Isla Pájaro, desde donde ha rastreado el comportamiento y salud de los lobos marinos desde los años 80.

En su informe, los investigadores vinculan el desempeño en descenso de la población directamente con las provisiones cada vez menos confiables de krill.

En años particularmente malos cuando hay pocos krill en las Georgias del Sur, todos los depredadores que dependen de ellos sufren de una baja tasa de reproducción, y las playas están llenas de cachorros muertos y pingüinos bebés.

El krill proviene en su mayoría de mucho más al sur y es llevado por las corrientes hasta el territorio desde la Península Antártica y la parte occidental del Continente Blanco.

La producción de estos pequeños crustáceos depende fuertemente del hielo marino, que utilizan para protección y como fuente alimenticia, ya que ingieren las algas que crecen en los témpanos de hielo.

Sin embargo, el hielo marino en los sectores occidentales de la Antártica ha estado en un agudo descenso en años recientes (en comparación con otros sectores).