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spanish.china.org.cn | 08. 07. 2014 | Editor: Ara | [A A A] |
Aquellos que lo recuerdan, lo hacen como un personaje que decía las cosas directo, quien creía que el éxito en la cancha se lograba a través del esfuerzo físico y dedicación.
“No quiero que me idolicen, sólo quiero jugar. Y para hacer eso tienes que correr y sudar” dijo. Su modestia frente a sus abrumadores éxitos le ganaron la admiración de muchos.
“Creo que él era uno de los mejores, si no el mejor jugador de fútbol de todos los tiempos” dijo Bobby Charlton.
Nacido el 4 de julio de 1926 en el suburbio de Barracas en Buenos Aires, cerca del puerto donde los marinos británicos introdujeron el fútbol en Argentina, Di Stefano aprendió el juego en lo que él llamaba “la academia de las calles”.
“En nuestro vecindario solíamos mantener importantes sesiones de fútbol que se prolongaban hasta el anochecer, donde todos jugaban contra todos” dijo.
“El Papa Francisco y yo fuimos a la misma escuela” dijo Di Stefano cuando Jorge Mario Bergoglio fue escogido como pontífice, añadiendo que es posible que ambos jugaran juntos de niños.
El padre de Di Stefano, Alfredo, era hijo de un inmigrante de la isla italiana de Capri, y era un fiel seguidor del River Plate. La madre del futbolista, Eulalia Laulhe Gilmont, tenía ancestros franceses e irlandeses.
Habiendo jugado exitosamente para el River Plate, se volvió profesional en 1945; posteriormente se unió al Millonarios de Colombia seis años después. Ganó seis títulos de ligas para ambos clubes.
Su velocidad pronto hizo que los fanáticos entonaran el cántico de “socorro, socorro, ahí viene la saeta con su propulsión a chorro”, un apodo que acompañó a Di Stefano durante su vida.
La “Saeta Rubia” jugó para España por primera vez en 1952 y deslumbró al público en el torneo que conmemoraba el 50 aniversario del Real Madrid, un encuentro trascendental.
Barcelona firmó a Di Stefano en 1953 luego de acceder a una transferencia del River Plate, sin embargo el paso quedó en duda cuando Madrid también negoció su transferencia con los Millonarios.
Aunque la federación española autorizó a Di Stefano a jugar la mitad de los cuatro años de su contrato con cada club, Barcelona se salió, alegando presión de la dictadura del general Francisco Franco en Madrid.
En su primera temporada, Di Stefano ayudó a Madrid a ganar su segundo título de liga, terminando con una sequía de 21 años.
Dentro de los tres años siguientes, ayudó al Madrid a alzar la Copa Europea anotando 4-3 para ganar al Stade Reims de Francia.
La llegada al Madrid del húngaro Ferenc Puskas en 1958 ocasionó una asociación de ataques de efectividad dinámica que le permitió al club mantener el título de Europa a lo largo de los años 60, un récord que aún no ha sido roto.
La última final de Di Stefano en 1960 posiblemente fue su mejor partido. Ante 127.000 espectadores, anotó 3 veces en la demolición del Madrid 7-3 contra Eintracht Frankfurt.