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spanish.china.org.cn | 22. 02. 2014 | Editor: Eva Yu [A A A]

El Sueño Chino de la urbanización necesita un andamiaje apuntalado de reformas

Palabras clave: Sueño Chino, urbanización de China, desigualdad social, inequidad, desarrollo económico, reforma

Sueño Chino, urbanización de China, desigualdad social, inequidad, desarrollo económico, reforma

Por Jorge Fernández Montes

 

Hace 65 años, Mao Zedong liberó a 600 millones de chinos e inició la construcción socialista en la Nueva China. Hace un año, el presidente Xi Jinping repitió la hazaña: Liberó el deseo reprimido de un pueblo de mil 300 millones de personas y comenzó la revitalización de su país con el popular concepto del “Sueño Chino”.

A lo largo y ancho del país, chinos, extranjeros y hasta diplomáticos latinoamericanos hicieron eco de la propuesta de Xi Jinping e invitaron al mundo a despertar el fervor progresista, encerrado en la psique del pueblo chino, y a trabajar por su consecución en favor del beneficio general de China y del mundo.

Y así, indirectamente, el Sueño Chino pasó a ser también el principal barómetro de la zozobra social que prevalece en un estado en donde las inequidades sociales, ineludiblemente, invitan a echar a volar a la imaginación: Comprar una casa, respirar aire menos contaminado, terminar con la corrupción, conseguir esposa o casar a un hijo, son algunas de las peticiones más populares que acompañan al Sueño Chino del pueblo chino.

Pero diseccionadas analíticamente evidencian no sólo aquello que se desea y no se tiene, revelan también los grandes problemas sociales, las inequidades e injusticias que, paradójicamente, han proliferado de un sistema socialista que ha sacado del umbral de la pobreza al mayor número de personas del que se tenga registro en la historia de la humanidad.

Ahora, en atención a combatir esas urgentes disparidades del país, principalmente entre el campo y la ciudad, los líderes de China se han comprometido a desplegar la urbanización de las regiones centrales, occidentales y noroccidentales del país, una empresa cuya materialización exitosa, dicen los ideólogos, incentivará la demanda interna, evitará el empobrecimiento de las grandes ciudades y equilibrará la brecha entre ricos y pobres, uno de los problemas más acuciantes del gigante asiático.

Bajo este escenario, las esperanzas que se han puesto en la urbanización como uno de los motores de la prosperidad del pueblo chino, obligan a los ideólogos a poner énfasis en la construcción de un andamiaje legal y reformista que evite al mínimo la repetición de aquellos errores, deficiencias e injusticias cometidas en la urbanización de las grandes ciudades chinas, Beijing entre ellas, y que han puesto al pueblo chino a soñar. El bienestar del individuo no es lo más importante, es lo único.

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