en la península de Yucatán, 3 años y medio después del fallecimiento, descendientes de mayas sacan los huesos de la tumba, los lavan y cubren con servilletas bellamente bordadas para ser colocados en un osario antes del Día de Muertos.
la tribu yanomamö atribuye la muerte a maniobras de chamanes y demonios; por eso crema los cuerpos inmediatamente. Un año después, los familiares toman la ceniza en una sopa para transportar el alma hacia el paraíso.