El Tíbet recibió ayer a sus primeros turistas extranjeros, una pareja de suecos, lo que constituyó la apertura completa del Tíbet a todos los grupos turísticos extranjeros y nacionales después de una suspensión de más de tres meses tras los disturbios del 14 de marzo en la capital regional de Lhasa.
La pareja, formada por Kurt Persson de 77 años y Eva Sandstrom de 62, llegó a Lhasa ayer por la tarde en avión desde la ciudad de Xi'an, noroeste de China, donde se encuentran los famosos guerreros de terracota.
Esta es la primera vez que la pareja visita la región autónoma. Ellos se emocionaron mucho cuando recibieron un hada, una larga pieza de seda usada como un tradicional obsequio de bienvenida en el Tíbet, en el Hotel Xungbala cerca del Templo Jokhang.
"¡Eso es fantástico!", expresó la mujer cuando señalaba hacia el Palacio Potala a través de la ventana de la habitación del hotel. "Habíamos estado esperando visitar el Tíbet durante muchos años. Sus monasterios y paisajes son fascinantes".
La pareja visitará el Palacio Potala, el Templo Jokhang, la Calle Barkor, el Palacio Norbu Lingka y un museo el jueves y viernes, manifestó Wang Hongmei, gerente de ventas de la oficina en Xigaze del Servicio Internacional de Viajes de China.
El fin de semana visitarán la ciudad de Xigaze y el distrito Gyangze en el sur del Tíbet. Partirán rumbo a Beijing en tren el lunes, indicó Wang.
Wang mencionó que su agencia de viajes está intensificando los esfuerzos para promover en el extranjero los viajes al Tíbet.
Después de los disturbios, el gobierno regional dejó de emitir permisos de turismo a viajeros extranjeros y las autoridades turísticas sugirieron a las agencias de viajes que aplazaran la organización de grupos de viaje. El motivo de las medidas fueron las preocupaciones sobre la seguridad y la reconstrucción de instalaciones turísticas alrededor de sitios escénicos dañados en los disturbios. "El Tíbet está listo para una temporada alta. No existe ningún problema en nuestra capacidad de recepción", comentó Tanor, subdirector del buró.
"Los disturbios del 14 de marzo afectaron gravemente al turismo regional", expresó.
Después de tres meses, la paz ha vuelto gradualmente y se han reanudado las actividades en escuelas, negocios y sitios religiosos. Asimismo, se han reabierto los principales monasterios como Jokhang, Ramoche, Sera y Drepung.
"Los turistas experimentaron por sí mismos la situación estable, la sociedad armoniosa y el bello ambiente en el Tíbet", declaró Tanor el martes.
"El éxito del relevo de la antorcha olímpica sostenido hace tres días en Lhasa demostró que las bases de la estabilidad social se han consolidado".
La remota región suroccidental había presenciado un auge turístico en los últimos años, especialmente desde la inauguración de la vía férrea Qinghai-Tíbet el 1 de julio de 2006. La vía férrea es la primera que enlaza al Tíbet con el resto de China.
El Tíbet recibió a cuatro millones de turistas del país y del extranjero el año pasado, un 60% más que en el 2006. Los ingresos turísticos llegaron a 4.800 millones de yuanes (699 millones de dólares USA), constituyendo más del 14% del producto interno bruto de la región.
En los dos primeros meses de este año, los negocios turísticos crecieron fuertemente en la región, recibiendo a 110.000 turistas, incluyendo a 6.000 extranjeros, un aumento de hasta el 60% en comparación con el mismo periodo del año previo.
Las cifras de marzo, abril y mayo aún no están disponibles.
Antes de los disturbios, el gobierno regional esperaba que los visitantes se incrementaran en un 25% anualmente para llegar a los cinco millones en 2008, y que los ingresos turísticos se incrementaran en un 24% para llegar a 6.000 millones de yuanes (873 millones de dólares USA).
"Seguimos esforzándonos por alcanzar la meta", comentó Wang Songping, otro subdirector del Buró de Turismo Regional Autónomo del Tíbet, a Xinhua.
"Generalmente, de enero a abril es la temporada baja para el Tíbet", concluyó.