El río Luojiang, llamado también “Nanlan”, significa “río dulce y bello” en lengua dai. Nace del río Lancang, pasa por Menghai y Mengman y desemboca en Myanmar, luego de dividir en dos el poblado Daluo. Tiene una longitud de 237 kilómetros, a lo largo de los cuales se asientan muchas aldeas hermosas, incluido el antiguo asentamiento de la etnia dai Mengjinglai.
A la entrada de la aldea se yergue una puerta grandiosa típica de la arquitectura de la familia real de la etnia dai de los tiempos antiguos, cuya posición fue fijada por el buda viviente más prestigioso del Templo Tortuga Dorada de Myanmar. Entrando a la localidad hay un bosque de pagodas espléndido y magnífico, que si se miran desde lejos, las grandes y pequeñas parecen brotes de bambú. Cada pagoda culmina en muchos timbres pequeños que suenan agradables al oído con la brisa, como si fuesen el sonido budista del cielo. Es el mayor bosque de pagodas doradas (101) de Xishuangbanna.
Existen varias leyendas sobre el origen de la aldea, donde viven 99 familias con más de 500 miembros, debido a su larga historia. Una de ellas reza que una vez el rey dai Zhao Shutun llegó al lugar persiguiendo a un ciervo dorado. Más tarde la gente descubrió la sombra de un dragón y esperó que nuevamente la llegada del monarca, estableciendo al correr del tiempo varias aldeas. En la lengua dai, “Meng” significa aldea y “Jinglai”, sombra del dragón.
Paseando por el poblado, los extraordinarios edificios de bambú de las familias dai y el bosque de bambúes sobresalen mutuamente, donde las flores rojas, amarillas, purpúreas y blancas compiten en belleza. Al soplar el viento sobre el río, los bambúes de diversas variedades se mueven a su compás, como si bailaran danzas dai, mientras las altas higueras, cocoteros y árboles de lichi salvaje de más de cien años, con hojas exuberantes, nos introducen en un vergel botánico tropical.
Los templos budistas locales son muy conocidos y frecuentados por los budas vivientes prestigiosos de diversos lugares de Asia suroriental, para hacer sus oficios. Por ello la aldea se baña en un ambiente budista fuerte y se oyen continuamente en ella a los monjes leyendo los sutras. Aunque su voz no es alta, se llena de fuerza, como si proviniera del lejano país celestial. Unos pavos reales hermosos pasean tranquilamente cerca de la gente, luciendo su atractivo plumaje y dos hermosas jóvenes se acercan a jugar con ellos como con los niños.
Además de la densa atmósfera religiosa, Mengjinglai conserva muchas artesanías tradicionales de la etnia dai, como el teñido de tela, extracción de azúcar, manufactura de cerámicas, elaboración de vinos, forjadura de hierro y fabricación de papel, todas tecnologías artesanales primitivas. El vino de arroz de dai, de Xishuangbanna, es muy famoso, y su forma de elaboración ha sido heredada desde hace mil años.