Libo es un distrito de la provincia suroccidental de Guizhou famoso en el mundo entero por sus espectaculares paisajes kársticos. Hoy dedicaremos nuestro programa a esta singular región, considerada por la revista Geografía Nacional de China el lugar más maravilloso de nuestro país y uno de sus diez bosques más extensos y bonitos.
Situado en la meseta Yunnan-Guizhou, en un lugar donde todo el año es primavera, Libo es un distrito cuya cobertura forestal supera el 50 %. Entre sus incomparables bellezas naturales destacan dos: la Reserva Natural del Bosque Kárstico de Maolan, de nivel mundial y considerada como una esmeralda engastada en el cinturón de nuestro planeta; y Zhangjiang, paraje pintoresco clave de nivel nacional. A esta asombrosa belleza natural se le suma la riqueza étnica, ya que el 87 % de los habitantes de Libo pertenecen a compactas comunidades formadas por etnias minoritarias, las más representativas de las cuales son la bouye, la shui, la miao y la yao.
En la conferencia sobre el Patrimonio Natural celebrada en junio del 2007 en Nueva Zelanda, se incluyó en la correspondiente lista el programa denominado "Paisajes kársticos del sur de China", programa que contó con la participación del distrito de Libo. Ji Baoshan, jefe del grupo de trabajo encargado de presentar la solicitud de inclusión, manifestó en aquella ocasión:
"El patrimonio natural del distrito de Libo cumple sobradamente las condiciones séptima y octava exigidas para considerar su inclusión en el Patrimonio Mundial. En primer lugar, su incomparable fisonomía natural constituye una fuente inagotable de belleza y disfrute estético; en segundo lugar, refleja de manera notable las principales etapas de la historia geológica de la tierra, así como las fases de la evolución de la vida en nuestro planeta, la transformación contemporánea de la configuración general de la superficie terrestre, los procesos geomorfológicos básicos y las características fundamentales de la geografía física".
Según Ji Baoshan, los parajes pintorescos más conocidos del distrito de Libo son los "siete grandes ojos" y "los siete pequeños ojos".
Al adentrarse en la zona de los "siete pequeños ojos" y mirar a lo lejos, se ven grandes montañas, exuberantes selvas vírgenes, así como lagos y arroyos de verdes aguas nítidas como espejos. El rumor de los arroyos y el melodioso canto de los pájaros componen la agradable sinfonía que suena por todo el bosque. Pequeños grupos de turistas pasean despreocupados y contentos por este paraíso de verdor. Una turista de Beijing que se apellida Li compartió con nosotros sus primeras impresiones:
"Lo que más me gusta es el bosque que crece sobre el agua. La persistencia y la belleza de estos árboles que hunden sus raíces por entre las piedras me parecen admirables. Además, aquí se tiene la sensación de estar andando sobre el agua, una experiencia ciertamente curiosa".
El bosque sobre el agua al que se refería la señora Li es el paisaje más conocido de "los siete pequeños ojos". De lejos, parece un espeso bosque milenario flotando sobre el agua; pero al acercarse a él, se descubre que los árboles crecen literalmente sobre las rocas del arroyo. Esta escena constituye el paisaje más singular del bosque kárstico. Los árboles no renuncian a crecer sobre la escasa tierra que sus abundantes raíces buscan por entre las grietas abiertas en la piedra caliza. La maravilla que representa la existencia de una vegetación exuberante en un relieve dominado por las rocas es el resultado de largos siglos de crecimiento incontenible.
El bosque sobre el agua es tan solo uno de los incontables arrobadores paisajes que atesora la zona de "los siete pequeños ojos". Otro paraje de gran belleza es el de los dos lagos conocidos como Patos Mandarines, aves que en la cultura china simbolizan el amor y la fidelidad, ya que siempre van en parejas. Los dos lagos deben su curioso nombre al hecho de estar comunicados entre sí, lo que evoca la imagen de una pareja de patos mandarines. El reflejo del denso bosque en sus aguas verde jade realza el ambiente romántico del lugar. Pasear en barca por estos lagos es una experiencia inolvidablemente agradable.
"Los siete grandes ojos", situados a cinco kilómetros de los lagos Patos Mandarines, están formados por selvas vírgenes, gargantas y lagos subterráneos. Entre las altas montañas se descubren profundas gargantas, impetuosos arroyos, cascadas en cuevas y lagunas al pie de saltos de agua. Este lugar debe su nombre al antiguo puente de siete grandes ojos situado en su entrada. Del puente arranca el largo desfiladero del Dios del Cielo, cuyas paredes cubiertas de estalactitas y una vegetación escalonada crea una vistosa y llamativa escena pictórica. Horadadas en las paredes cortadas a pico, se distinguen de arriba abajo tres cuevas con la entrada cubierta de árboles. Pero lo más curioso es que en esta garganta debe evitarse gritar, o de lo contrario pueden producirse desprendimientos de piedras, fenómeno conocido por la población local como "la furia del Dios del Cielo" y que ha dado a este desfiladero un segundo nombre: "la garganta del terror".
En el 2007, el programa "Paisajes kársticos del sur de China", que contó con la participación del distrito de Libo, fue incluido en la lista del Patrimonio Mundial. De inmediato, el gobierno local anunció que, en conformidad con los requisitos del Comité del Patrimonio Mundial, reforzaría la protección de la zona. Wang Zhenjing, funcionario del gobierno local, nos comentó al respecto:
"La aprobación de nuestra solicitud nos planteó un desafío pero al mismo tiempo nos estimuló, puesto que uno de las condiciones para solicitar la inclusión de un lugar en el Patrimonio Mundial es comprometerse a cumplir las exigencias de su comité. El siguiente paso consistirá en redoblar nuestros esfuerzos en este sentido".
Gracias a la planificación científica y sistemática, el distrito de Libo ha desarrollado de forma racional la construcción de infraestructuras turísticas y ha promovido sus atractivos turísticos, incluida su rica cultura multiétnica. Todo ello ha contribuido a que, además de conservar la sencillez y autenticidad de las formaciones kársticas, el distrito de Libo haya logrado mejorar la calidad de sus servicios turísticos, de modo que los visitantes pueden disfrutar de los fantásticos paisajes y acercarse a una auténtica cultura multiétnica sin que el medio ambiente se resienta.