Pocas sociedades en el fútbol habían sido tan efectivas. Esta noche, en Durban, Xavi y Andrés Iniesta demostraron que hoy por hoy conforman la mejor dupla generadora de juego en el mundo.
Ambos son los encargados de la creatividad del ataque de la selección española que hoy por primera ocasión en su historia se calificó a una final de la Copa del Mundo al dejar en el camino a Alemania en la semifinal.
Xavi e Iniesta se conocen de memoria. Los dos juegan en el mejor Barcelona de la historia, el que ha ganado prácticamente todo, la Liga y Copa en España, la Liga de Campeones de Europa, la Recopa Europea y el Mundial de Clubes de la FIFA.
Xavi es el ombligo del equipo español. El centro por el que tienen que pasar todos los balones que toca mucho y retiene poco. Siempre está preparado para recibir y proyectar, si es necesario, a sus laterales o filtrar al movimiento de un delantero, David Villa o Fernando Torres.
En el centro del campo, entre el círculo del medio campo y el área enemiga es donde Iniesta se encuentra con Xavi, donde entablan un diálogo para tocar y pasar hacia las cercanías del área.
Iniesta con más facilidad para driblar y amagar con cambios de ritmo, suele tirarse al costado izquierdo donde es más efectivo porque su perfil zurdo le da el factor de sorpresa sobre sus marcadores.
Xavi es el pase, corto o largo; Iniesta la habilidad y el engaño. Y es esta combinación ofensiva la que ha llevado a la Furia Roja a la primera final de un Mundial en su historia.
Ahora ante Holanda, el próximo domingo, buscarán pasar a la posteridad y conseguir la Copa del Mundo, el único trofeo que hace falta en sus vitrinas. Fin