Aplausos, insultos y tumultos marcaron la recepción de la selección brasileña en su regreso prematuro al país, dos días después de la derrota por 2-1 ante Holanda en cuartos de final que acabó con la ilusión de alzarse con el "hexacampeonato" en el Mundial de futbol de Sudáfrica.
El avión fletado que transportó al equipo desde Johannesburgo llegó en la madrugada de este domingo al Aeropuerto Tom Jobim, de Río de Janeiro, donde desembarcaron el técnico asistente Jorginho y parte de los jugadores, entre ellos el portero Julio Cesar, el zaguero Juan y el volante Felipe Melo.
El grupo, que desembarcó protegido por una fuerte escolta policial, fue recibido por cerca de 100 hinchas y una multitud de periodistas y fotógrafos , generando un inicio de tumulto en el área de llegada del aeropuerto.
Las reacciones del público dependieron de quien era el jugador. El portero Julio César fue bastante aplaudido y agradeció el cariño de sus compatriotas con lágrimas en los ojos.
"En esos tres años y medio, creo que este grupo logró rescatar algo fantástico, que es el amor de la hinchada. Tengo que agradecer a esta hinchada. Sé que el sentimiento es de tristeza, porque todos nosotros queríamos ese "hexa", dijo antes de estallar en llanto abrazado a su madre en el automóvil que lo llevó a casa.
También aplaudido, el zaguero Juan dijo a los reporteros que había quedado un sentimiento de "tristeza" puesto que el equipo venia buscando "a su mejor" desde hace cuatro años.
"Estábamos realizando una buena campaña en la Copa, pero chocamos con un adversario difícil y desafortunadamente, perdimos", agregó.
La salida de los jugadores seguía con una cierta tranquilidad hasta que surgió el volante Felipe Melo, considerado el "villano" de la derrota que eliminó a Brasil del Mundial por haber anotado de cabeza contra su propio arco el gol de empate de Holanda y luego haber sido expulsado de la cancha por un pisotón sobre Arjen Robben.
Melo se dirigió rápidamente al estacionamiento del aeropuerto en tanto sus compañeros hablaban con la prensa, pero algunos hinchas rodearon el vehículo en que se embarcó para gritarle insultos.
El incidente en Río llevó la policía federal a aumentar la protección en la llegada del avión a Sao Paulo y los diez jugadores que desembarcaron allá salieron del aeropuerto por la misma pista de aterrizaje frustrando a los cerca de 200 hinchas que esperaron toda la madrugada para saludarlos.
El técnico Carlos Verri Dunga siguió viaje para Porto Alegre, en el sur del país, donde vive.