spanish.china.org.cn | 28. 02. 2020 | Editor:Eva Yu Texto

Como soldados los doctores hacen frente al brote de coronavirus

Palabras clave: China, brote de coronavirus

 


Trabajadores médicos reciben capacitación en el centro oncológico del Hospital Unión de Wuhan, China.


Para evitar infecciones cruzadas, el uso del aire acondicionado no está permitido en el hospital, y las ventanas siempre se mantienen abiertas para tener una mejor ventilación. Xia indicó que la clínica puede enfriarse mucho, pero que mantiene el calor con el traje quirúrgico que lleva puesto.

El traje la envuelve de los pies a la cabeza durante una jornada de seis horas. Ponérselo y quitárselo implica cierto esfuerzo. Xia indicó que se demoró más de media hora en ponérselo bien la primera vez.

Las gafas han sido un reto inesperado, puesto que terminan empañadas por el aire que sale de su boca y nariz. Gracias a sus compañeros ha logrado superar estas molestias, como por ejemplo, el uso de jabón líquido sobre las micas y tiras adhesivas para protegerse el rostro.

Todos tienen su propia manera de hacer frente al estrés. Tras un día de trabajo, entra en la red social WeChat y conversa con sus amigos, alentándolos y bromeando con ellos. Xia indicó que ha sido una buena forma de aliviar el estrés.

Cuando no está ocupada atendiendo frente a frente a pacientes, responde a preguntas de pacientes en línea. Desde que el hospital lanzó un servicio de consultas en línea, ha recibido más de 70.000 consultas.

 

“Todos crecen y desempeñan un papel”

En algunas ocasiones, la valentía, la buena voluntad y el apoyo de los pacientes en la clínica también es importante: “sus sonrisas y los pulgares arriba”. Recuerda a una paciente diabética sospechosa de tener COVID-19, quien cedió la última cama a una paciente de más de 70 años en condiciones críticas.

“Esta fue una experiencia increíblemente conmovedora”, explicó Xia. “Con entendimiento y apoyo, tenemos más confianza en derrotar a esta enfermedad”.

El apoyo también viene de afuera del hospital. Xia indicó que mira a sus colegas usando diferentes tipos de máscaras y trajes protectores, que han sido donados probablemente por diferentes tipos de personas.

“El equipo protector está lejos de ser suficiente aquí”, indicó. “Cada tapabocas, traje protector y gafas debe ser usado al máximo, y ni una sola herramienta puede ser desperdiciada”.

Indicó que el hospital tiene un equipo de punta para evaluar el material protector donado, a fin de garantizar la salud de aquellos trabajadores médicos que están en el frente. Xia no ha visto a su hijo en más de 10 días desde que comenzó a trabajar en la clínica para la atención de fiebre, confinándose a sí misma en una cuarentena tras un día de trabajo para evitar infectar a otros. No obstante, Xia declaró que su hijo de 17 años, rebelde por naturaleza, se ha comportado sorprendentemente bien desde que comenzó el brote.

“En estos tiempos de epidemia, cada uno de nosotros crece y desempeña un papel”, indicó. Una vez que la epidemia termine, explica Xia, la primera cosa que haré será quitarme la mascarilla y respirar libremente, tanto como pueda, otra vez.

 

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