spanish.china.org.cn | 28. 08. 2018 | Editor:Elena Yang | [A A A] |
Guo Pei, pertenece a la primera generación de diseñadores de moda y una de las pioneras de alta costura en China. Fue el artífice de los trajes de premiación durante los Juegos Olímpicos de Beijing 2008 y vistió a una serie de personalidades en diversas ocasiones importantes. No solo es la responsable exclusiva del vestuario de muchas estrellas, sino también un «gran talento chino» ante la prensa extranjera. Como directora de DreamWorks de Alta Costura de China, Guo Pei, siempre ha buscado la perfección.
Ingresó a la Segunda Escuela de la Industria Ligera de Beijing en 1982 para estudiar diseño de moda. Eran los inicios de la política de reforma y apertura y el concepto era algo novedoso para la mayoría. Pero a los 15 años, ¿por qué eligió esa carrera? Guo Pei responde con franqueza: «No hubo ninguna razón, fue lo que eligió mi corazón».
Cuando tenía dos años, señala, ayudaba a su madre a ensartar el hilo. Desde muy niña, solo deseaba estar a su lado y confeccionar ropa bonita. Le gustaba mucho pintar, lo hacía mucho y el resultado era una gran variedad de trajes. Como en aquel tiempo no existía la industria del diseño de moda en China ni la carrera, Guo Pei estudió primero pintura solo para lograr el ingreso en la Escuela de Bellas Artes, con la idea futura de trabajar en su oficio favorito. A medida que avanzaba la reforma y apertura, la popularidad de la moda empezó a crecer. A Guo Pei le sorprendió ver la opción profesional de diseño de moda cuando completaba su voluntariado y, fue en ese instante, que se dio cuenta que era “su verdadera vocación”. «El corazón lo eligió. Soy tan afortunada, hago lo que siempre quise, lo que me encanta, y finalmente me convertí en diseñadora de moda».
Después de graduarse, Guo Pei se inclinó por el diseño de ropa y se enfocó en ella por casi una década. Como dice una popular frase, «hace falta 10 años para pulir una espada», la experiencia ganada a lo largo de una década, sentó una base sólida para su futuro desarrollo profesional.
Esta artista considera que no todo debe lograrse de la noche a la mañana, es necesario un proceso, acumulación, estudio, práctica y cosecha. El llamado «éxito juvenil», en su opinión, no es de larga data, por ello trazó un plan de 30 años: una primera década de experiencia, una segunda de ensayos y una tercera de recolección de frutos. Guo Pei siempre recuerda las enseñanzas de su padre: graduarse no es el fin del aprendizaje; por el contrario, el ingreso a la sociedad es su verdadero inicio. En 1989, Guo Pei entró a laboral como diseñadora principal de Tianma Clothing, cargo que no solo era responsable del diseño, sino también de la creación de patrones, tecnología, producción, suministro, presupuesto y costos, selección de telas, ventas e incluso la organización de las vitrinas. Un puesto que por 10 años le permitió acercarse a todos los aspectos de la industria del vestido, experiencia suficiente para convertirla en la líder que es hoy.
En 1997, fundó su propio estudio «Taller Rosa», centrado en la alta costura. Al comienzo no lo pensó mucho, solo deseaba un espacio libre donde dar rienda suelta a su imaginación. «Quería hacer unas faldas hermosas, sin importar si eran comerciales o no», destacó. Al igual que la alta costura, todo tiene su ritmo, así que al principio, sus clientes eran escasos, pero con el tiempo la demanda personalizada se abrió paso. La gente la buscaba para que impregnara ese toque único en sus trajes. Con frecuencia, se dice que los tiempos crean a sus propios héroes. En el contexto de la reforma y la apertura, la gente comenzó a seguir la moda y buscar la individualidad, así nació el «Taller Rosa».
En 2004, Guo Pei lanzó su primera colección «Reencarnación», que no solo fue su trabajo sino marcó el inicio de su carrera profesional. La serie se inspira en una visita al Museo de Guerra en Francia, en la ropa de Napoleón. En ese momento, brotaron ideas sobre conflictos, la vida y la muerte, la gloria y el valor… El último modelo de la serie llamado «Dorado», representa el brillo del sol y a menudo es catalogado como la pieza más destacada de su obra, un trabajo arduo que tardó más de 50 000 horas en acabarse. La colección también significó su pase definitivo al mundo de la alta costura.
A fines de 2014, Guo Pei recibió la invitación de la Asociación Francesa de Alta Costura para asistir a la Semana de Alta Costura en París, convirtiéndose en la primera diseñadora china y de Asia en pisar dicho escenario. No solo fue un momento cumbre en la historia de la moda china, sino también en la industria a nivel del continente asiático.
Guo Pei anotó que la cultura china es como su sangre. Su amor por ella es como su propia vida. Ella creció en Beijing y cuando era niña, caminaba por el parque todas las tardes. Todo lo que notaba era el arte en los jardines y en la arquitectura imperial. La familiaridad de estos elementos chinos poco a poco y sin percatarse creció en su interior. Tanto que aún en una creación inspirada en iglesias occidentales o en arquitectura gótica, el estilo chino está muy presente, en opinión del extranjero, algo que sin duda distingue a una diseñadora china. Guo Pei considera que la cultura de cada nación le parece propia, pero de hecho debería ser común a la humanidad, lo que suele denominarse «lo nacional es lo mundial».
Guo Pei concede gran importancia al cultivo de talentos. Aunque ahora está muy ocupada con su carrera creativa, advierte que la persona tiene un cierto límite. En el futuro, espera poder dedicarse a la educación, transmitir su experiencia a las próximas generaciones y compartirla con más gente.