(SPANISH.CHINA.ORG.CN)- Los visitantes están llegando al Tíbet, uno de los destinos más remotos del mundo, como resultado de las masivas inversiones en la infraestructura del transporte de la región, indicó Luo Wangshu, en Xigaze y Xin Dingding en Beijing.
Un hombre admira la vista mientras rodea las estupas en la prefectura de Nagqu, Tíbet.
Manejar en el Tíbet alguna vez fue considerada una línea de trabajo peligrosa. Tanto así, que los lugareños aún amarran banderas coloridas con la frase “buena suerte”, a los cables y rocas en los picos de cada montaña y colina.
“Las banderas están allí para desear a los viajeros un viaje seguro” explicó Yarphel, quien tiene 22 años de experiencia como conductor del gobierno local en la prefectura de Ngari, región autónoma del Tíbet, a menudo llamado “el techo del mundo”.
Durante su larga vida laboral, Yarphel ha desarrollado una rutina especial y sigue un número de rituales. Siempre que maneja por la cima de una montaña, suena su claxon. “Es un saludo para los dioses, para pedirles que nos bendigan” señala. Aunque, en realidad es una buena manera de hacer que los otros conductores se enteren de su presencia. “En las calles sin pavimento, la visibilidad a menudo es cero, debido a que tu visión se oscurece por las nubes de polvo que se levantan de la superficie” explicó.
Yarphel se ha encontrado esta situación muchas veces en sus viajes entre la prefectura Xigaze y Burang, un condado en Ngari, hogar del monte Kailash y el lago Manasarovar, que son considerados como sitios sagrados por los budistas del lugar. “Constantemente tengo que frenar y reducir la velocidad” comentó.
El viaje de 1.100 kilómetros de Xigaze hasta Burang solía tardar por lo menos dos días, “porque conducir 12 horas al día en un camino tan lleno de baches era difícil y yo quedaba exhausto muy rápido” añadió.
Las cosas cambiaron cuando el camino fue pavimentado, lo que redujo a la mitad el tiempo de viaje. “Manejar en el nuevo camino significa que el viaje ya no es una experiencia tan agotadora” comentó.
La infraestructura actualizada de transporte también ha beneficiado a Gelek Gyatso, un monje del monasterio Lingbu en el condado de Gyangze.
El monasterio se encuentra en la cima de una colina, y anteriormente el único acceso a la calle principal era a través de un estrecho camino de terracería, que era incapaz de ser recorrido por los carros. Cada vez que Gelek Gyatso y los otros monjes regresaban de un pueblo cercano con sus víveres, tenían que llevarlos colina arriba por sí mismos.