En Beijing, gran metrópoli oriental, operan más de 60 hoteles de cinco estrellas. Pero si se quiere sentir claramente el pulso de esta antigua ciudad y experimentar la cultura palaciega de China, nada mejor que alojarse en el Gran Hotel de Beijing.

Abundantes elementos chinos

Conduciendo por la avenida Chang’an, cerca de la Puerta de Tian’anmen, el pórtico del Gran Hotel de Beijing es la construcción más llamativa. A diferencia de estructuras similares levantadas en los barrios chinos en el extranjero o en otros lugares de China, aquí se pueden ver el vuelo de los dragones y la danza del fénix, lo que muestra una extraordinaria relación con la familia real.

Cierto que el Gran Hotel de Beijing está ubicado en un lugar especial: dentro del muro rojo de la antigua ciudad y al este de la Ciudad Prohibida, entre la Plaza de Tian’anmen y el bulevar de Wangfujing, con el frente hacia la amplia y céntrica avenida Chang’an. Los jardines imperiales, como Zhongnanhai (actual sede oficial del Gobierno Central de China), el Palacio Imperial, el Palacio de Invierno, el Parque de Sun Yat-sen y el Parque del Río Changpu también están al alcance de la mano de quienes se alojan en este inmueble.

Al traspasar el umbral del alojamiento el visitante se encuentra con una pintura gigantesca de Las Montañas Envueltas en la Nieve, obra del célebre artista chino Wu Guanzhong, en el biombo situado en la entrada. Hacia la derecha aparece el vestíbulo en el que los objetos artísticos que adornan el espacio, envuelven al visitante en la cultura clásica nacional. Todos sus detalles revelan el buen gusto y propician la meditación y la evocación.

La Cafetería Muralla Roja del segundo piso se llama así debido a su ubicación cerca de la muralla roja de la antigua ciudad imperial. Tiene a sus tres lados muros vidriados.

Cuando tomamos el ascensor directo al tercer piso, se extiende ante nuestra mirada un jardín interior, que reproduce parte de los paisajes del Antiguo Palacio de Verano. Al caer la noche, algunos músicos hacen más agradable el ambiente de los bares y cafeterías en lo profundo del vergel.

En el décimo piso, la Sala multiusos Zijin tiene una apariencia y decorado muy parecidos a los del Palacio Kunning, un palacete interior del Palacio Imperial, donde los emperadores celebraban sus ceremonias nupciales, razón por la que es frecuentemente elegido para bodas. Al salir de la sala y subir a la plataforma para vistas se puede disfrutar de una panorámica de la Ciudad Prohibida, e incluso divisar la Plaza de Tian’anmen. Contemplar desde allí la puesta del sol permite disfrutar de la imagen más solemne, majestuosa e inolvidable del añejo palacio imperial.