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spanish.china.org.cn | 07. 03. 2015 | Editor: Eva Yu | [A A A] |
Extranjeros de distintas partes del mundo han recibido capacitación en universidades de toda China. Entre ellos hay un importante número de latinoamericanos, principalmente economistas, politólogos e internacionalistas, quienes se han incorporado en think tanks de China por su visión dual de las cosas. Las valoraciones que estos expertos extranjeros hacen de China son valiosas herramientas para la construcción del país. China.org en Español le presenta una entrevista con Octavio Fernández, mexicano, primer latinoamericano en recibir el grado de doctor del Departamento de Relaciones Internacionales de la Universidad de Beijing, quien habla “a corazón abierto” sobre las transformaciones políticas y sociales que han ocurrido en China durante las últimas décadas.
Spanish.china.org.cn: Cuéntame un poco, ¿cuál es el recuerdo más lejano que tienes de China?
Octavio Fernández: Unos niños, todos con sus trajecitos tipo Mao, mirando … más bien admirando una patineta. Era la foto de un almanaque mundial que vi cuando era niño. Me llamó la atención ver a niños chinos vestidos como adultos, deleitándose con el color estridente del plástico de una patineta. No sé qué me causaba más curiosidad, si ver a esos niños vestidos todos iguales, o no entender la fascinación por un juguete que yo tenía en casa desde hacía algún tiempo. Recuerdo a mi hermano diciéndome: “Nadie puede ir a China, son comunistas y todos se visten igual.” Te soy honesto. No sé si era el hecho de enterarme de que había niños que nunca habían visto una patineta o de saber que en China no había patinetas. Era lo mismo, ¿no?
Spanish.china.org.cn: ¡Qué curioso! ¿Por qué es esa imagen lo primero que te viene a la mente?
Octavio Fernández: Porque es una foto que ya ha cobrado un nuevo significado. En su momento presentó al mundo el asombro de unos niños por el brillo de una patineta. Hoy en día, esa misma foto, bajo el contexto de los cambios y transformaciones ocurridos en China, nos presenta el fin de una época donde prevaleció el ostracismo, la idealización extrema y la precariedad. En retrospectiva histórica, esa foto es el inicio de un capítulo en el que el pragmatismo y el dinamismo económico han sido las constantes de un desarrollo fenomenal. Pero sobre todo, es el inicio de una transformación revolucionaria del Partido [Comunista de China], la autocrítica hacia los errores pasados y la aceptación de los excesos cometidos en nombre de la construcción socialista. Esa patineta es el reconocimiento de la dirigencia de que el brillo de Occidente es necesario para la modernización nacional.
Spanish.china.org.cn: Vaya… los motivos de la dirigencia son un tema aparte. Cambio un poco la pregunta. ¿Cuál fue tu primera impresión en China?
Octavio Fernández: Una gran decepción. El olor a carbón en el aire y el caos de Beijing eran una invitación a dar vuelta atrás y a no volverme a parar por aquí nunca en la vida. Era como ver concentrado en un solo lugar las deficiencias del tercer mundo. Desde el aeropuerto hasta el sistema de transporte, pasando por las vías de comunicación, todo era malo y me daba la impresión de que se estaba cayendo a pedazos. Corría el año de 1998. Sólo habían dos líneas del metro. El cuarto anillo estaba en construcción. Las calles y los edificios antiguos estaban en proceso de demolición. Esto hacía que se levantaran nubes enormes de tierra que al final terminábamos respirando todo el tiempo. Salir a cualquier parte era una agonía por los atascos. Uno sólo veía grúas gigantescas montadas sobre edificios cubiertos de mallas verdes. Estaban echando abajo la capital y construyendo una nueva ciudad.
Spanish.china.org.cn: Si todo era tan malo, entonces, ¿por qué no te regresaste?
Octavio Fernández: ¡Ya estaba matriculado en la universidad! No era cuestión de decir no me gusta y me voy. Me llevé muchas sorpresas en los primeros meses. En primer lugar, mis profesores de la Universidad de Pekín eran todos graduados de las mejores universidad de Estados Unidos. Era, yo creo, la primera generación de posgraduados chinos que decidía regresar y que no buscaba la forma de emigrar o quedarse en Estados Unidos. Recuerdo haberle preguntado a uno de ellos por qué demonios se había regresado a China. La respuesta fue indirecta, pero contundente: “Los expertos en China están siendo elegidos directores de los departamentos de Política Internacional de las universidades más importantes de Estados Unidos. Eso te puede dar una idea de lo que va a pasar en China y de cómo Estados Unidos ya se está preparando para ello”. ¡Era 1998!