La Conferencia Central de Trabajo sobre urbanización a finales del año 2013 ha propuesto que el gobierno establezca un mecanismo financiero plural y sustentable, que apunte a solucionar el problema de la obtención de fondos en el proceso de urbanización.

¿De dónde vendrá el dinero? Este es un tema que merece atención. La urbanización no sólo es una forma importante de ampliar la demanda nacional, pero también un canal vital de inversión.

En la práctica, la inversión relevante apunta principalmente en dos direcciones:

La dificultad práctica a la que se enfrentan muchas localidades es una falta, o incluso una completa ausencia, de fondos para la inversión. En cuando a equipamiento, como muchos gobiernos locales no cuentan con suficiente capital para mejorar la infraestructura, entonces deben pedir prestado. Por consiguiente, siempre están bajo la presión de cumplir con sus pagos de deuda.

Algunos gobiernos locales tratan de solucionar sus problemas al pedirle a firmas inmobiliarias a construir caminos e infraestructura; a cambio, ofrecen un amplio rango de incentivos en términos de desarrollo de terrenos, y les ayudan a vender las casas, por consiguiente forzando a residentes rurales a convertirse en “ciudadanos urbanos”.

En términos de aspectos inmateriales, algunos gobiernos locales se enfrentan a retos aún mayores. En muchas grandes ciudades, muchos de las personas de recién ingreso se ven agobiados por los problemas de la educación y del bienestar, y en algunas ciudades de reciente desarrollo o expansión, muchos de los nuevos residentes tienen temores que van más allá de sus derechos de seguridad social y que toquen su capacidad de encontrar un trabajo de naturaleza estable.