Además de los intelectuales, el licor también existe entre la gente ordinaria. Se toma licor con motivo del primer mes de un niño, el cumpleaños, el matrimonio, los cien días de un nacimiento, la bienvenida, la despedida, el viaje, la graduación de los estudios, el logro de un éxito, el encuentro, la reunión familiar, el Día de la Claridad, la Fiesta del Tamal Chino, la Fiesta de la Luna Llena, la Fiesta de Doble Nueve, la Fiesta de Decembrina, la Víspera del Año Nuevo, las bodas, los días invernales, etc., sin incluir aún los casos de visitas recíprocas, banquetes de agradecimiento y días festivos. En las ceremonias y actividades de trato social, se han convertido en protocolos indispensables convidar a beber, proponer brindis, servir repetidamente el licor, contar historias interesantes sobre esta bebida y hacer apuestas con licor. En resumen, el licor abarca casi todo y no hay rito en el que no esté incluido.
El licor se asocia a toda la historia cultural de la humanidad y es milenario. Integrándose con la cultura de los diversos pueblos, se ha generado a su alrededor una cultura rica, profunda y de largo alcance, formando parte importante de la cultura social y étnica.
El licor no sólo es un material objetivo, sino también un símbolo cultural. La cultura del licor, con su larga historia, ha penetrado en el extenso río de la civilización humana y en el fondo del espíritu cultural del ser humano.
Se puede afirmar que el licor es un vehículo material de la cultura y ésta, el alma intrínseca de aquél.