El Partido Comunista de China (PCCh), al prometer la investigación completa del incidente Wang Lijun, de la muerte del británico Neil Heywood y de las graves violaciones disciplinarias de Bo Xilai, ha mostrado su dedicación al combate de la corrupción.
La oposición inequívoca y firme del Partido a la corrupción y el nuevo progreso estable y destacado logrado en el combate a la corrupción y en la defensa de la integridad constituyen una importante garantía para el avance de la reforma, apertura y modernización socialista.
Sin embargo, es un hecho que el combate del país a la corrupción sigue siendo muy desafiante, y durante un largo periodo de tiempo los logros estarán acompañados de problemas, al igual que los crecientes esfuerzos de combate y las expectativas mayores del público enfrentarán fenómenos de corrupción frecuentes y difíciles.
Los esfuerzos del país contra la corrupción son de largo plazo, complicados y arduos. Por eso no es de sorprender que el PCCh, con más de 80 millones de miembros, tenga algunas ovejas negras. Lo importante es que el Partido está completamente consciente de la grave situación y ha estado recurriendo a medidas contundentes para mejorar las instituciones encargadas de castigar y prevenir la corrupción.
La corrupción es un enemigo común para todos, especialmente para un país que está sufriendo transformaciones sociales y económicas. Si la cuestión no es atendida, un país puede implosionar, su poder gobernante se derrumbará y su sociedad quedará sumida en el caos.
En esta guerra por el triunfo o por el fracaso, el PCCh ha asumido su posición desde el principio.
Después de su fundación en la década de los 20 del siglo XX, el PCCh emitió su primer documento sobre el combate a los miembros corruptos dentro del Partido. Después, tuvo lugar el Movimiento de Rectificación de tres años en la década de los 40 y numerosas campañas tras la fundación de la Nueva China en 1949, destinadas a frenar la corrupción, el despilfarro y la burocracia.
Tras el incidente Wang Lijun, la muerte de Neil Heywood y las violaciones disciplinarias de Bo Xilai, se espera que el PCCh eleve la conciencia de los funcionarios sobre la autodisciplina e integridad y desarrolle la democracia al interior del Partido.
Debe mejorar el mecanismo para detectar efectivamente las conductas corruptas, tales como fortalecer el sistema de declaración de los activos y principales asuntos personales de los funcionarios, adoptar más medidas para proteger y recompensar a quienes denuncien casos de corrupción y fortalecer la inspección y supervisión.
Al mantener las acciones de combate a la corrupción de alto perfil junto con castigos enérgicos, el Partido también debe explorar más métodos científicos e innovadores para supervisar y restringir el poder de los funcionarios y de esta forma enfrentar los síntomas y las causas de raíz.
Esa supervisión y restricción del poder debe lograrse a través de los esfuerzos conjuntos del Partido, de la Asamblea Popular Nacional, del gobierno, de los órganos consultivos políticos, de los partidos distintos al PCCh, de los órganos judiciales, de los medios de comunicación y de la gente.
Sólo de esta forma, el PCCh puede garantizar las operaciones de poder con plena transparencia. Fin