El ferrocarril Qinghai-Tíbet tiene un recorrido total de 1.142 kilómetros, de los cuales 960 kilómetros se encuentran en la zona de más de 4.000 metros sobre el nivel del mar. Durante los cinco años transcurridos, más de 100 mil constructores ferroviarios han removido y reconstruido con éxito más de 80 mil metros cuadrados de tierras húmedas, con una tasa sobreviviente de tepe que supera el 98 por ciento. Han logrado éxitos mundialmente reconocidos en la resolución de los tres puntos clave de ingeniería tales como “fragilidad ecológica, enrarecimiento de aire en zona de meseta y glacial y suelo congelado”.
El ecosistema de meseta está libre de notable influencia
La altiplanicie Qinghai-Tíbet es la fuente de los grandes ríos y también el centro importante de nacimiento de las especies biológicas montañosas del mundo, por lo que el ecosistema es el único y frágil. Antes del inicio de la construcción del ferrocarril, la Administración Nacional de Protección del Medio Ambiente, el Ministerio de Tierra y Recursos y el Ministerio de Ferrocarriles organizaron conjuntamente un equipo de expertos para realizar una investigación profunda sobre la protección del ecosistema a lo largo de la línea férrea y trazar las medidas concretas de protección ambiental, que requerían un presupuesto de más de mil millones de yuanes.
Con el fin de resolver el problema de la fragilidad ecológica, se hizo todo lo posible para disminuir la influencia negativa sobre el ecosistema en el diseño. En las reservas naturales, se atenía al principio de “dar un rodeo si las condiciones lo permiten” con el fin de evitar el sabotaje de la vegetación. En los tramos donde es difícil crecer la vegetación, se aplicó una remoción de tepes y en los tramos que hay condiciones naturales adecuadas, se realizó el cultivo artificial de tepes.
En las dos reservas naturales en Kukushiri y Jangthang, por donde atraviesa el ferrocarril, se construyeron 25 pasos para la migración de los animales salvajes a lo largo de la línea férrea. En junio de 2005, el sondeo electrónico testimoniaron que gran cantidad de antílopes tibetanos hicieron migración libre a través de los pasos construidos. La investigación realizada por la Administración Nacional de Protección del Medio Ambiente demostró que desde el inicio de la construcción del ferrocarril Qinghai-Tíbet, han sido efectivamente protegidos los suelos congelados, las tierras húmedas, los paisajes naturales y los ríos, de manera que el ecosistema original de la meseta Qinghai-Tíbet no ha sido notablemente afectado.
La construcción del ferrocarril no produjo ningún muerto por enfermedad de altura es realmente un milagro
Los tramos a una altura de más de 4.000 metros sobre el nivel del mar del ferrocarril Qinghai-Tíbet representan el 85 por ciento de toda la línea, donde la temperatura promedia anual es inferior al grado cero y el contenido de oxígeno en el aire de la mayoría de las zonas sólo es de 50-60 por ciento del de la planicie, por lo que son conocidas como “zonas vedadas a la vida”. Cómo asegurar la vida de los trabajadores en tan riguroso entorno de la meseta constituye un problema difícil de resolver en el mundo.
Las entidades de construcción establecieron 115 instituciones médicas a lo largo de la línea férrea y destinado a más de 600 trabajadores médicos, con lo cual un trabajador enfermo puede recibir tratamiento efectivo dentro de media hora. Al mismo tiempo, se realizaban periódicamente exámenes físicos a los empleados y obreros y les arreglaban reposo por turnos en zonas de altura baja.
Cuando se construían los túneles en las montañas Kunlun de 4.600 metros sobre el nivel del mar, los constructores trabajaban respirando oxígeno con un cilindro de 5 kilos a cuestas. En la construcción que duró cerca de un año, se consumó oxígeno de 120 mil cilindros de 5 kilos cada uno. Se levantaron 17 estaciones de producción de oxígeno y 25 cabinas de oxígeno de alta presión, y cada uno de los varios miles de trabajadores respiró oxígeno por término medio no inferior de 2 horas.
Bajo la fuerte garantía del sistema sanitario, desde el inicio de la construcción del ferrocarril no ha habido ningún muerto de los 453 mil enfermos, con 427 casos de hidropesía cerebral curados y 841 casos de hidropesía pulmonar, creando un milagro en la historia médica de meseta.
Museo de la ingeniería en suelos congelados del mundo
El suelo congelado se expande de tamaño en estado congelado y se reduce en verano por derretimiento. Bajo el repetido efecto de estos dos estados, la base del camino y la construcción puede surgir quiebras o derrumbes. Por el bajo grado de latitud, elevada altitud sobre el nivel del mar, fuerte radiación solar y frecuente movimiento telúrico de la meseta Qinghai-Tíbet, la complejidad y la particularidad de los suelos congelados son incomparables en el mundo.
Con el fin de resolver este problema que encierra el suelo congelado en la construcción, ya en 1962 se estableció una estación de observación de los suelos congelados de elevada altitud sobre el nivel del mar en la meseta Qinghai-Tíbet, logrando 12 millones de datos sobre las diversas condiciones meteorológicas y cambios de la temperatura terrestre en las zonas de suelos congelados.
En la construcción del ferrocarril Qinghai-Tíbet se emplearon diversas instalaciones y adoptaron varias medidas para elevar la estabilidad de la base de la línea férrea sobre los suelos congelados. En la construcción del túnel sobre los suelos congelados eternos de mayor elevación sobre el nivel del mar y de mayor longitud, se superaron más de 20 dificultades respecto a la construcción sobre los suelos congelados. No pocas medidas son invenciones de dentro y fuera del país, por lo que el ferrocarril Qinghai-Tíbet sirve de un museo mundial de ingeniería sobre los suelos congelados”.
La tasa de excelente calidad de las obras ya culminadas del ferrocarril Qinghai-Tíbet llega a más del 80 por ciento. En las zonas de suelo congelado la base de la línea férrea es estable y los puentes son sólidos; la calidad de las obras en las zonas de suelo no congelado llega al nivel avanzado mundial. Zhang Luxin, jefe del grupo de expertos de asesoramiento del cuartel general, sostiene que es poco probable surgir grandes daños de las obras sobre los suelos congelados y la velocidad del tren que circulan por el ferrocarril Qinghai-Tíbet puede llegar a más de 100 kilómetros por hora y no habrá ningún problema mantener expedito el ferrocarril durante todo el año.
(16/06/2006, Agencia de Xinhua)