Los contenidos y criterios de evaluación van contra aquello en lo que destacan los chicos
Muchos años después de la graduación, Huang Yangguang, un joven de la generación de 1980 de Guangzhou, todavía recuerda a las chicas sobresalientes de su grupo. Cree que ellas eran más autodisciplinas y maduras que él. Durante los cuatro años en la escuela secundaria, empleaba buena parte de su tiempo libre en jugar en Internet y a las cartas. No supo de la importancia del aprendizaje hasta el quinto año de secundaria, mientras que las chicas llevaban esforzándose desde hacía varios años. “Parece que desde hace mucho sabían ya que tenían que luchar por su futuro”, dice Huang.
En la opinión de Sun Yunxiao, los chicos tardan mucho en tomar conciencia, no por casualidad. Debido a las diferencias en la velocidad de desarrollo del cerebro masculino y femenino, durante la etapa entera de la escuela primaria, los chicos son menos capaces en las habilidades de la lengua y la alfabetización que las chicas, que es lo que provoca ciertas desventajas a los chicos.
Y además, frente a la situación actual de la educación en China, Sun Yunxiao y Kang Jian coinciden en que los métodos de enseñanza en uso actualmente contribuyen a agravar la “crisis de los chicos”.
“En el aula prestamos mucha atención a los detalles. Animamos a los estudiantes a estudiar todo de memoria bajo la dirección del profesor en clase”, dice Kang Jian, quien cree que, como a los chicos les gusta jugar y hacer deportes, es muy difícil para ellos dedicarse tan rígidamente al estudio, mientras que el carácter más cuidadoso y meticuloso de las chicas les ayuda mucho a adaptarse al estudio en la escuela.
Kang Jian analiza que justamente es el método tradicional de educación lo que causa las diferencias de resultados académicos entre los chicos y las chicas. Lo describe Sun Xiaoyun más directamente: “Los contenidos de enseñanza y criterios de evaluación van contra aquello en lo que los chicos destacan y esa es la razón fundamental de la ‘crisis de los chicos”.
Sun piensa que, debido a las diferecias hormonales, los chicos son más deportivos, competitivos y valientes, pero hoy en día, en las escuelas se estimula una cultura de la “tranquilidad”: se prohíbe hacer deportes y hablar en voz alta. Algunas escuelas incluso cierran las instalaciones deportivas al acercarse la fecha de los exámenes.
Según el estudio sobre la situación del desarrollo de los niños en China en 2010, en comparación con las niñas, a los niños no les gusta la escuela. Un 2,4% de los niños indican que odian a ir a la escuela, mientras que sólo hay un 1,9% de las chicas con la misma actitud. “Muchos chicos piensan que la escuela va contra ellos”, dice Sun Yunxiao.
Hasta que fue a Estados Unidos para proseguir estudios superiores tras graduarse, Huang Yangguang no sabía que en EE.UU. los estudiantes de secundaria pueden elegir a sus profesores y asignaturas favoritos. “Para lograr entrar en la Universidad de Harvard, el estudiante puede dedicarse al estudio de la física o al fútbol”. Ahora en la madurez, Huang piensa en sus días de estudiante: “Espero que la escuela pueda dar más opciones para demostrar el talento a través de las cosas en las que uno es bueno”.
Sin embargo, frente a las diferencias obvias, las chicas tampoco se ven beneficiadas. Después de salir de su torre de marfil y entrar en la sociedad, las chicas empiezan a perder sus ventajas. “Las empresas y entidades prefieren a los chicos, aunque hay cada vez más chicas graduadas”, explica Kang Jian. “Eso afecta directamente a su búsqueda de trabajo, y además la diferencia del grado educativo hará más difícil para las jóvenes a encontrar pareja”.