(SPANISH.CHINA.ORG.CN) – Apetecible para las empresas que buscan acceder a los grandes mercados, la población china es también el origen de no pocos retos a los que debe hacer frente el Estado, entre ellos los relativos a seguridad social.
Después de escalar hasta la segunda posición en la economía global y conseguir un ritmo de crecimiento que le asegura poder alcanzar y sobrepasar a Estados Unidos en lo que queda de esta década, los expertos coinciden en que es hora de que China afronte también el reto de reducir la brecha entre ricos y pobres y la fortaleza económica del país se aprecie igualmente en beneficios para aquellos sectores de la población que más lo necesitan, como algunas minorías étnicas o las personas de la tercera edad.
Como en los casos de las grandes potencias económicas mundiales, al progreso ha venido aparejado el lógico incremento de la esperanza de vida de los chinos y con ello del crecimiento del número de ciudadanos cuya edad supera los 60 años, estimado en estos momentos en unos 189 millones de personas, lo que equivale a un 13,7 por ciento de la población total del país.
La mayor expectativa de vida y la política del hijo único, implementada por el Gobierno hace ya más de tres décadas para frenar el acelerado aumento de su población, han provocado un progresivo envejecimiento de la ciudadanía, el cual se hará más crítico en las próximas tres décadas.
Los estudios prevén que para el 2042 el 30 por ciento de los chinos clasificarán dentro de la tercera edad, pero pronósticos a más corto plazo muestran cuál rápido el país envejece, pues para el cercano 2015 serán más de 221 millones quienes lleven más de un sexenio a sus espaldas.