En materia financiera, Hu señaló la ausencia de regulación sobre las nuevas actividades financieras como una de las lecciones extraíbles de la crisis y volvió a destacar la necesidad de reformas específicas y a nivel macroeconómico.
“El sistema financiero internacional no ha ido al paso de los más recientes avances de la globalización (...) y fue incapaz de hacer frente a los riesgos y desafíos causados por las actividades financieras masivas”, declaraba el presidente chino, añadiendo que “las instituciones financieras internacionales no han conseguido reflejar por completo la posición cambiante de los países en desarrollo en la economía y las finanzas globales”.
En cuanto al sistema monetario y la política cambiaria, una de las cuestiones que más desgaste provoca entre ambos países, el gobierno chino ha intentado quitar hierro al asunto justo antes de la visita de Hu, anunciando una nueva revalorización del yuan chino frente al dólar estadounidense, probablemente para mostras su buena predisposición al diálogo y que deja a Washington con unos argumentos menos fuertes sobre la cuestión.
Sobre el sistema monetario, Hu Jintao considera que “el actual sistema monetario internacional es un producto del pasado”. Hu opina que el el comercio internacional, las inversiones y las transacciones financieras globales dependen demasiado del dólar estadounidense y que las políticas monetarias de Washington tienen un gran impacto en la liquidez y los flujos de capitales.
China ha sufrido en carnes propias tales efectos tras las recientes inyecciones de liquidez de la Reserva Federal norteamericana, que han incentivado la llegada al mercado chino de flujos considerables de capital especulativo.
Como posible respuesta a esta situación de excesiva dependencia sobre una sola divisa, el gobierno chino quiere ‘internacionalizar’ su moneda, y así lo declara Hu durante la entrevista, en la que destaca el papel destacado del yuan ‘renminbi’ en la recuperación económica global. No obstante, el jefe del estado chino deja claro que “se necesita mucho tiempo” para que la divisa china pueda ser ampliamente aceptada en el mundo.
En esta línea, Hu rechaza que la inflación sea el principal factor que determina la política cambiaria de su gobierno. No obstante, señala la importancia estructural del problema inflacionario, pero se muestra confiado en que el gobierno cuenta con las condiciones y la capacidad para estabilizar los precios.
La reforma política es uno de los asuntos en los que los máximos líderes, tanto Hu como el primer ministro Wen Jiabao, suelen emplear un lenguaje un tanto diferente cuando hablan de puertas hacia afuera.
Haciendo uso de conceptos como “democracia socialista” o “del pueblo”, el jefe del estado chino menciona la necesidad de “profundizar la reestructuración política en el curso del desarrollo económico y social”, con el fin de “dar respuesta al entusiasmo creciente del pueblo por participar en los asuntos políticos”, según sus palabras.
“Extenderemos la participación ordenada del pueblo en los asuntos políticos a cada nivel y en todas los ámbitos”, indica Hu, subrayando la necesidad de supeditar el proceso a las “condiciones nacionales de China”.
Hu Jintao reconoce a la prensa norteamericana: “No podemos negar que hay algunas diferencias y cuestiones sensibles entre nosotros”, pero opina que ambas partes deben abandonar la mentalidad “propia de la Guerra Fría”, en palabras literales del presidente, y buscar “terreno común”.
Sin embargo, las buenas intenciones por ahora están sólo en el papel. Sendos artículos publicados ayer en varios medios norteamericanos, como ‘The New York Times’ o ‘The Washington Post’, señalaban el hecho de que tanto Hu Jintao como Obama deben hacer frente en sus respectivos países a ciertas élites políticas, militares e intelectuales que se muestran más favorables al conflicto que al diálogo y la cooperación, lo que da pleno sentido a la advertencia de Hu.