Los medios consideraron el rescate de Li Qingsong como un “milagro”. Él fue sacado ileso de debajo de los escombros después de más de 104 horas.

Una semana después de su roce con la muerte, el joven de 20 años decidió que había llegado la hora de devolver el favor a sus salvadores, por lo que su unió a las tareas de rescate como voluntario.

Recientemente, un hombre conocido por su optimismo y humor, estaba sentado detrás de una mesa de recepción en la carretera principal hacia Shifang, su pueblo natal y una de las áreas peor azotadas en el terremoto del 12 de mayo. Él estaba ayudando a dirigir a los conductores en el transporte de materiales de alivio.

Anteriormente, Li se había unido a una unidad de soldados que le habían rescatado, y estaba cosechando cereales y verduras.

“El EPL me ofreció una segunda vida,” comentó el trabajo temporal en una fábrica de químicos local.

Su impulso para ayudar a las víctimas del terremoto ha influido su decisión de ayudar en las tareas de rescate, mencionó Li. Aunque él señaló que puede ser demasiado joven para comprender el significado de la vida, estaba más que dispuesto a compartir su historia con los demás.

Li informó que se ha sentido lleno de energía desde que fue dado de alta en el hospital un día después de ser rescatado.

El poder salvarse por los pelos le ha convertido en una mejor persona, informaron parientes y amigos. “Él solía ser del tipo rebelde con un mal genio,” declaró su primo, con Li sentado al lado suyo y escuchando en silencio.

El nuevo voluntario expresó: “Quiero hacer algo por las víctimas del sismo,” así como planea unirse al Ejército de Liberación Popular durante este año.

Li estaba viendo la televisión solo en un espacioso salón en el segundo piso de una fábrica de cinco pisos que se derrumbó.

Él corrió hacia las escaleras tras oír gritos de “corre, corre” desde otras habitaciones. No obstante, él se encontró con una pared, con una grieta de 20 cm, el cual estaba a punto de caerse sobre las escaleras.

Sin saber lo que había ocurrido, él intentó buscar un escondite bajo un mostrador. En su camino de regreso, él oyó a la pared derrumbándose, enterrando el sonido de cinco empleados que huían.

Segundos más tarde, el segundo piso se hundió, y Li se encontró atrapado entre un mostrador de mármol y otras losas caídas. No obstante, el espacio era lo suficientemente grande para que se tumbase o estuviese sentado en cuclillas.

“Es como vivir en una tienda de campaña, los ladrillos eran mi almohada...y el suelo era mi cama,” contó Li a su primo-hermano después de ser rescatado. “Asimismo, había un poco de viento que provenía de un aire acondicionado natural.”

90 minutos más tarde, descubrió que él no era el único atrapado bajo los escombros. Fue entonces cuando Bian Gangfen, su compañera de 31 años, se despertó de una coma y empezó a llorar.

“Del sonido, pude deducir que estábamos muy cerca,” comentó Li. “Parecía que estaba justo al otro lado de la losa.” En realidad, estaba atrapada boca abajo con una gigante pizarra en su espalda.

Durante los próximos cuatro días, los dos estuvieron animándose el uno al otro. “El 13 de mayo empezó a llover. Por lo tanto, bromeé diciendo: ‘Qué suerte tienes porque puedes beber algo de agua. También podrás nadar si sigue lloviendo durante más tiempo’.”

A pesar de que su “recinto” estaba totalmente oscuro, Li intentó matar el tiempo fumando y jugando con su mechero. Él se tragó colillas de cigarrillos y notas cuando ya no podía controlar el hambre. “Tenían un sabor terrible.”

Afuera, los padres y el primo de Li estaban yendo de hospital en hospital para buscar al único hijo de su familia. Ellos habían perdido toda esperanza cuando no le encontraron en ninguno.

“Sin embargo, nuestra esperanza volvió a prenderse cuando el equipo de rescate informó que habían encontrado a dos supervivientes en los escombros y que uno de ellos se apellidaba Li,” recordó su primo Yuan Jia.

Li salió después de 12 horas de rescate. Los rescatadores le habían dado un martillo, para que pudiese romper los obstáculos y salir con su ayuda.

Tras salir de su trampa, la primera frase que expresó fue: “Una mujer aún sigue dentro. Debéis de rescatarla.” Bian fue sacada 20 horas más tarde.