El 19 de mayo del 2008, The New York Times de Estados Unidos publicó un artículo titulado: Los chinos donan con entusiasmo los recursos recién ganados después del sismo.
Dujiangyan de China—Quizás sea difícil de relacionar a un pequeño coche de color verde claro con una tira de papel con letras de Hello Kitty con el rescate. Sin embargo, al ver en la televisión la gran asolación causada por el gran terremoto, Li Guang, vendedor de computadoras, y su novia Huang Mingxia, llenaron apresuradamente su coche, Chery QQ de fabricación nacional, con aguas embotelladas y tallarines de preparación rápida, y recorrieron 160 kilómetros para llevarlos a la zona damnificada.
La calamidad letal ocurrida una vez cada decenas de años desató una ola caritativa efervescente nunca vista en China, sobre todo entre los recién adinerados y los urbanos. Las donaciones concurrieron como mareas y el dinero benéfico, así como el número de voluntarios superaron toda la suma que se reunión durante el año pasado.
Según información del Ministerio de Asuntos Civiles revelada por la Agencia de Noticias Xinhua, una semana después del sismo, el monto total de las donaciones llegó a los 1.300 millones de dólares— con un 85% proviniendo del interior del país.
Muchas personas, al igual que Li Guang, se incorporaron a las filas del gobierno y del ejército que avanzaban hacia el epicentro, aprovechando la facilidad de poseer un coche privado y el sistema de autopistas.
Huang Daxian, trabajador bursátil de Guanzhou, a 760 kilómetros de distancia, con auriculares Blu-ray en la cabeza, llenó su coche SUV de Hongda de ropas, tallarines de preparación rápida y rollos de pan reunidos por la donación, y los distribuyó a los sin hogares agrupados en una colina agrietada por el seísmo.
Los coches privados que transportaban recursos y materiales de rescate concurrieron tan impactos a las carreteras, que hasta la policía se vio obligada a establecer puestos de recibimiento de recursos y materiales de donación en las ciudades y en las periferias de los poblados, con el fin de abrir paso a los vehículos del ejército y del gobierno.
Para una sociedad en que el gobierno acapara todos los bienestares, las donaciones de este momento son impresionantes. Pese a que el auxilio a los millones de sin hogares proviene principalmente del gobierno y del ejército, los damnificados se organizan para autosalvarse, en vez de esperar la ayuda del gobierno sin hacer nada. Los números de cuenta bancaria para donaciones de rescate destellan sin cesar en las páginas de Webs y en los móviles. Los centros de donación de sangre están saturados de donantes, por lo que se exige a los ciudadanos hacer registros de antemano.
Los chinos son muy generosos ante las calamidades naturales. Tras las crecidas ocurridas en la mayoría de las zonas de China en 1998, la Sociedad General de Beneficencia de China, apoyado por el Gobierno, reunió 36 millones de dólares norteamericanos de donación en la primera velada de donación televisada en China. Después del maremoto ocurrido en la segunda mitad de 2004, las veladas de reunión de fondos y las donaciones privadas demostraron que la conciencia de donación de la gente está elevándose.