A las 8:00 horas de anoche, una representación titulada “Sacrificio del Amor”—actividad de donaciones para la lucha contra el sismo y rescate de los damnificados 2008 tuvo lugar en la CCTV y reunieron en el terreno una donación de 151.400 millones de yuanes. Sin embargo, la mayor sorpresa de anoche fue que Bai Lin, muchacha proveniente de la zona damnificada del sismo se creía quedarse huérfana, fuera de la imaginación de todos, su padre vio a su hija en la pantalla de la televisión en vivo y en directo y “se reunió” con su hija mediante una llamada telefónica.

Luego de escaparse del desastre, Bai Lin, Chen Bing y Liu Yixue, los dos también provenientes de Chuanbei, fueron invitados a Beijing a asistir a actividades de donación. Lo que le encogió el corazón era la pérdida de comunicación con sus padres. Imaginaba que sus padres ya perecieron. “Si mis padres están con vida, he de estudiar con ahínco para sustentarlos en el futuro y dotarles una vida acomodada. Si mis padres han ido al paraíso, me pondré a reconstruir el hogar para conmemorar su espectro”.

En el terreno de la transmisión en vivo y en directo de las actividades de donación, los espectadores fueron conmovidos por la firmeza de la muchacha.

Unos diez minutos después, Bai Yansong, presentador con rostro serio, mostró una sonrisa, dijo en voz alta agitando su mano: “Voy a anunciar una buena noticia ahora mismo, se ha encontrado al padre de Bai Lin. Está con vida”.

El padre de Bai Lin fue reubicado en una oficina de comisaría del subburó de Youxian de Sichuan luego de ser rescatado y vio a su hija en la pantalla de la televisión.

Bai Lin, que había alejado del estudio de la televisión, al enterarse de la noticia, regresó a toda prisa, deseando comunicarse con su padre en el terreno.

Bajo la mirada de los telespectadores de todo el país, Bai Lin tomó el micrófono con manos temblorosas, llamó con gritos sollozantes “Pa..., Pa...”. Varios segundos después, la voz de su padre llegó atravesando miles de montañas después de 6 días con sus noches “no lloras, no lloras”.

La voz de consolación del padre hizo reventar las lágrimas de Bai Lin. Le preguntó llorando sobre su madre, y el padre le contestó: “Tu mamá está bien, hija bienmandada, deja de llorar”.

Al experimentar el gran terremoto y la interrupción de las noticias de sus allegados, la muchacha Bai Lin se hace mayor. En la comunicación telefónica, dijo a su padre: “Papá, tienes que ser un voluntario, tienes que ayudar a otros, porque muchas personas no han sido rescatados”.