Las guarderías en la ciudad de Fuyang, en la provincia oriental china de Anhui, han comenzado hoy, dos días antes de la fecha prevista, las vacaciones por la festividad del Día del Trabajo, en un intento de detener la propagación del virus que se ha cobrado la vida de 20 niños hasta la actualidad.

En la ciudad de Fuyang, hay en total cerca de 400.000 niños de menos de cinco años.

Du Changzhi, vicedirector del Departamento Provincial de Salud Pública de Anhui, dijo que el virus, conocido como enterovirus 71 (EV 71), ha afectado a 1.520 niños, y provocado la muerte de 20 hasta el momento.

Un total de 585 lograron recuperarse y 421 continúan hospitalizados, de los cuales 26 se encuentran gravemente enfermos.

Los hospitales en la ciudad de Fuyang, al noroeste de Anhui, empezaron a recibir niños con fiebre, ampollas, úlceras en la boca e irritaciones en las manos y los pies desde comienzos de marzo. A algunas de las víctimas se les diagnosticaron daños en el cerebro, corazón y pulmones.

Todos los niños tienen menos de seis años, y la mayoría de ellos son de edades inferiores a los dos años.

Li Xingwang, jefe del centro de tratamiento de enfermedades infecciosas del Hospital Ditan de Beijing, dijo que no había razón para alarmarse.

"Una gran mayoría de los pacientes se pueden curar", afirmó Li, quien es el responsable del panel de expertos para la prevención y tratamiento del virus.

"El tratamiento no requiere nada especial, y la mayoría de los niños pueden recuperarse después de recibir una cura de una semana de duración", indicó Li, al tiempo que sugirió que los padres de los niños con edades inferiores a los seis años deben enseñar a sus hijos a lavarse las manos con frecuencia, y ventilar sus casas a menudo.

El enterovirus 71 puede provocar enfermedades en las manos, pies y boca que empiezan habitualmente con una ligera fiebre seguida de ampollas y úlceras en la boca, así como erupciones en las manos y los pies.

También puede provocar una fiebre alta, meningitis, encefalitis, edema pulmonar y parálisis en un reducido número de niños.

La infección podría llevar a elevados índices de mortalidad en los casos graves y no hay ninguna vacuna para ella.