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Cheng Meili, “huso de oro incansable”
Agregar a favoritos | Imprimir | e-mail | Corregir   11:07 16-10-2007 / spanish.china.org.cn
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Cheng Meili, mujer, nació en mayo de 1970, oriunda de Taigu, provincia de Shanxi. Es hilandera de la Compañía Textil Jinhua. Fue, sucesivamente “Trabajadora Modelo Especial” de Shanxi, una de los “Diez Trabajadores Hábiles en Innovación Técnica” de Shanxi y “Portadora de la Bandera Roja 8 de Marzo” de China y ganó la Medalla de Trabajo Nacional Primero de Mayo. En mayo último fue elegida delegada al XVII Congreso Nacional del PCCh.

Cheng siempre está atenta a las máquinas en su taller donde el ruido de éstas supera los 20 decibelios. Los hilos son tan delgados como el cabello, pero usando un ganchito coge con suavidad y cuidado los hilos rotos y los anuda en un abrir de ojos, de forma que la máquina vuelve a funcionar en seguida.

En el taller, donde hay 864 máquinas, cada trabajadora se ocupa de 18 y necesita de cuatro a ocho minutos para examinarlas en una vuelta. En una jornada de ocho horas la caminata equivale a la distancia entre las ciudades de Yuci y Taiyuan. Cheng, que llegó a la fábrica Jinhua a los 16 años, ha caminado así durante 22 años.

Cuando acababa de entrar a la fábrica, la chica, al igual que otras muchas, creía tener destrozados sus ideales por las máquinas ensordecedoras y la rotación de los tres turnos de tarea. Los jefes y las veteranas del taller le hablaron varias veces, animándola a aprender de Wang Xiaoni, Trabajadora Textil Modelo Nacional y miembro del Partido y a ser la más destacada del taller. Inspirada y con emoción, Cheng se determinó a aprender bien la técnica y ganar honores para la fábrica y ella misma.

Hacer nudos es una técnica básica de las hilanderas. Con este propósito Cheng aprendía de las veteranas con modestia e incluso hacía mil nudos en casa después del turno, hasta que se le irritaban los ojos y se le salían huellas de sangre en los dedos. Por fin dominó la técnica con destreza. Sin estar satisfecha, mejoró la técnica tradicional de anudar y creó el “método de sacar el tubo con el dedo índice derecho”. El nuevo método acortó el tiempo de anudar a menos de 12 segundos, superando largamente la norma estatal. En 1998 Cheng fue campeona del grupo de hilanderas de poliéster-algodón en el concurso provincial de técnicas textiles, con el récord de hacer 27 nudos por minuto, sin que sea superado hasta la fecha.

Para adaptarse a la creciente exigencia en materia de técnicas textiles, Cheng inventó un nuevo método de trabajo consistente en mirar la tela, ordenar el urdimbre, hacer inspeccionar los tejidos y examinar las máquinas con frecuencia. Este método permitió a la empresa controlar con eficacia la cantidad de telas imperfectas, elevar grandemente la eficiencia laboral y la calidad de los productos y ocupar una porción considerable del mercado a través de la competencia.

Su corazón no es menos hermoso que su persona. Cheng ha enseñado sus técnicas a sus compañeras sin reserva. Dice: “Una sola flor no es primavera, será primavera cuando el jardín esté lleno de flores. Mis técnicas se deben a la enseñanza de mis maestras, así que debo preparar más trabajadoras hábiles para contribuir más a la empresa”. Hoy día, sus aprendices se han hecho operadoras hábiles y convertido en la fuerza dorsal en la producción del taller. El grupo donde trabaja ha sido elegido grupo avanzado todos los años. Y la Cheng misma fue nombrada técnica de operación y es ahora entrenadora técnica jefe del taller de telares.

Frente a la reñida competencia por el mercado y debido al pesado “fardo” del pasado, muchas empresas textiles enfrentan la quiebra o reorganización. Como la Fábrica Jinhua se encuentra en la parte céntrica de la ciudad y rodeada de supermercados compactas que ofrecen muchas oportunidades de empleo, un buen número de trabajadores jóvenes dejaron la fábrica a causa del bajo salario, el trabajo intenso y el ambiente laboral poco deseable. Sin embargo, Cheng nunca ha pensado en irse de la empresa en la cual ha puesto su fuerza y alma; en lugar de ello le ha dado consejos e ideas nuevas a los jefes, prepara y retiene con esfuerzo trabajadores jóvenes.

A veces Cheng incluso corre en bicicleta más de diez kilómetros a las aldeas donde viven los jóvenes trabajadores para conocer sus dificultades y darles ayuda. Siento entrenadora técnica jefe de los 260 trabajadores del taller de telares, ha ayudado a los dirigentes del taller a elaborar un plan de reforma de la distribución del ingreso, enganchando el salario con la habilidad técnica. Además, ha presidido concursos técnicos entre novatos y veteranos, de modo que más y más jóvenes han ganado honores en la emulación laboral.

En los pasados 22 años, Cheng ha cosechado el amor y muchos logros en el trabajo, pero también ha sufrido cosas dolorosas. Desde hilandera en 1985 hasta entrenadora técnica jefe en la actualidad, ha recorrido un camino difícil pero con pie firme, pasando de la vacilación a tener una convicción firme. Se enamoró de Zhang Baowen, su aprendiz que entró a la fábrica en 1986, y se casó con él en 1993. El año siguiente, mientras se atareaba en el trabajo intenso a pesar de estar embarazada, se le hirió el bazo por la sangre acumulada en el abdomen. Volvió a la vida tras un tratamiento de urgencia de seis horas, pero infortunadamente perdió el feto.

En 1999 Cheng ingresó en el PCCh y este año ha sido elegida delegada al XVII Congreso Nacional del Partido. Ahora ha comenzado a recoger y ordenar los datos del cambio de las fábricas textiles al sistema empresarial moderno para salir del déficit y planea llevar a Beijing lo que piensan y esperan sus compañeros de trabajo.


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