Ningún país ha experimentado un crecimiento económico tan rápido y estable como China en las tres últimas décadas, con un crecimiento anual medio del 9,7 por ciento, el triple que la media mundial.

La tasa de crecimiento del 11,5 por ciento del primer semestre de este año, ha colocado a China cerca de convertirse en la tercera economía mundial, con sus 1.300 millones de habitantes en la senda de disfrutar de "una sociedad acomodada de alto nivel", según lo previsto por el Partido Comunista de China (PCCh).

El país más poblado del mundo va por buen camino. Su producto interno bruto (PIB) per cápita se situó en 800 dólares en 2000, cuando "los ciudadanos se conviertieron en personas acomodadas", de acuerdo con el informe del XVI Congreso Nacional del PCCh de 2002. El país necesitó dos años más para elevar la cifra a 1.000 dólares y cuatro más para alcanzar los 2.000 dólares. Se estima que en 2020 el PIB per cápita crezca hasta los 3.000 dólares.

"Esto ocurrirá antes de lo previsto dado que el actual desarrollo es mayor de la media anual del 7,2 por ciento necesaria para alcanzar este objetivo", afirmó Zhuang Jian, economista del Banco Asiático de Desarrollo.

Sin embargo, las altas tasas de crecimiento económico no aseguran "una sociedad acomodada de alto nivel".

"La sociedad acomodada que estamos alcanzando es de bajo nivel; no es inclusiva y es muy irregular", manifestó el diario estatal " People's Daily" recientemente en un editorial. "Debemos ser conscientes de que China se encuentra en la etapa primaria del socialismo y seguirá así durante un largo tiempo", añadía.

Gracias al despegue económico, los líderes chinos han promocionado el bienestar de la población y han reconocido la brecha económica entre los ricos y los pobres y sacado a millones de personas de la pobreza.

Un sistema médico, lanzado recientemente en 79 ciudades como proyecto piloto, beneficiará a todos los residentes urbanos en 2010, mientras que el sistema de garantía del nivel de vida mínimo está siendo desarrollado para cubrir las zonas rurales del país.

Asimismo, para reducir la carga económica sobre los campesinos, China abolió los impuestos sobre la agricultura, que tenían una historia de 2.600 años, dejó exentos a los estudiantes rurales del pago de los gastos de la educación obligatoria de nueve años e introdujo el nuevo sistema de asistencia médica cooperativa rural para ofrecer cobertura básica en salud a los agricultores.

Entre 2002 y 2006, los ingresos per cápita de los agricultores chinos se elevó una media anual del 6,2 por ciento. Por primera vez desde 1985 la tasa de crecimiento superó el 6 por ciento duramte tres años consecutivos.

Pero la brecha económica continúa siendo demasiado amplia. Los ingresos de los residentes urbanos fue 3,28 veces superior a los de la población rural en 2006, mientras que en 2005 fue del 3,22 y del 3,21 en 2004.

"Los campesinos se ha enriquecido rápidamente, pero de forma más lenta que los residentes urbanos", afirmó el viceministro de Agricultura, Yin Chengjie. Fin