Aprovechando los avances conseguidos por la NASA en la medición de la temperatura de las estrellas con tecnología infrarroja, y en estrecha colaboración con la Agencia, la empresa Diatek desarrolló en el año 1991 un sensor que incorporó al primer termómetro capaz de tomar la temperatura del cuerpo aplicándolo en el pabellón del oído. Los modelos que se pueden ver en los hospitales pueden realizar una lectura en apenas dos segundos, acortando los tiempos de atención al paciente.