El programa espacial tripulado de China nacido hace 16 años alcanzó un nuevo clímax hoy con el exitoso aterrizaje de la nave espacial Shenzhou VII, acercando a una quinta parte de la población mundial al espacio extrior.
China necesitó nueve años desde que tuvo su primera nave espacial no tripulada hasta la realización de la primera caminata espacial, pasando por el envío de su primer astronauta al espacio en 2003, a dos astronautas en 2005 y la primera caminata espacial el 27 de septiembre de 2008.
Los científicos espaciales dijeron que el nuevo progreso es un significativo avance en la segunda de las tres etapas del programa espacial tripulado.
El nuevo triunfo coincide con el 30 aniversario de que se inició el proceso de reforma y apertura de China, que es la amplia base política y económica del acelerado programa espacial.
En las últimas tres décadas, el país registró un milagro en el crecimiento económico, después de ser un país con estrechez económica para pasar a ser la cuarta mayor economía del mundo en términos de producto interno bruto (PIB). La creciente fortaleza económica establece una firme base para el muy costoso programa espacial tripulado.
Consecuentemente, una vigorosa economía, junto con las reformas en muchos sectores de la sociedad, necesitaban y generaron una gran creatividad y dinamismo científico.
Aunque es muy conocida por su sector manufacturero, China está avanzando rápidamente en el campo científico. La continua y creciente inversión del gobierno en la investigación científica y la educación contribuyen al progreso tecnológico clave y al fomento de talentos para el programa espacial.
Para el programa, los científicos chinos desarrollaron en la década de los 90 los cohetes portadores con alta confiabilidad y seguridad, así como naves espaciales del mismo nivel que las mejores del mundo. También elaboraron un modelo de lanzamiento de cohetes e ingeniería médica espacial únicos y establecieron una red de monitoreo y control constituida de bases en tierra y en mar, cuya eficiencia es de las mejores del mundo.
Además, como una misión enorme y compleja, el programa espacial requirió una cooperación estrecha entre diferentes sectores. Miles de instituciones y científicos trabajaron bajo un solo mando con alta eficiencia, mostrando la capacidad del país para movilizar recursos para una gran misión en poco tiempo.
A partir de la Shenzhou VII, el país tiene más trabajo que hacer: un laboratorio espacial "sencillo" en 2011, pruebas de acoplamiento de sondas espaciales no tripuladas y tripuladas y un laboratorio espacial permanente en 2020. Esto fue anunciado hoy por Wang Zhaoyao, vocero del programa espacial tripulado de China, en una conferencia de prensa.
Sin embargo, la misión espacial no siempre es tan elevada. También está en la Tierra. Gracias al programa, más de 1.800 inventos nuevos son puestos en uso civil, beneficiando la vida diaria de la población en comunicación, pronóstico meteorológico y ayuda por desastre vía satélite, e incluso en alimentos nuevos. Cada paso adicional en el espacio acerca más a la vida en la Tierra al mejor de los niveles.
Con una larga historia de curiosidad sobre el espacio, la "Nave Divina" transportó a muchos chinos más cerca de un espacio de maravillas. Agricultores de aldeas remotas, trabajadores migratorios en sus dormitorios y oficinistas en las ciudades observaron la transmisión en vivo por televisión de la ardua caminata espacial de los astronautas, lo que hizo crecer el número de aficionados al espacio.
En el camino de desarrollo de un país, existen muchos eventos históricos que enriquecen su memoria colectiva. Los emocionantes momentos en el programa espacial tripulado naturalmente están entre ellos, justo como los Juegos Olímpicos. Con un hito tras otro, los chinos entran en un mundo más amplio, tienen una mayor responsabilidad y alimentan un sueño más grande.
Se trata del sueño de una patria próspera, pero también del sueño de explorar lo desconocido, que es compartido por la humanidad entera. Fin