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spanish.china.org.cn | 19. 08. 2015 | Editor: Elena Yang | [A A A] |
Millones de personas inocentes fueron masacradas sin piedad, y ciudades y pueblos enteros fueron saqueados, cuando el Ejército japonés invadió China y otros países asiáticos solo para satisfacer sus ambiciones militaristas.
Además de mostrar respeto a las víctimas japonesas de las bombas atómicas durante las ceremonias conmemorativas, las autoridades niponas y el pueblo japonés también deberían condenar a los autores de los crímenes bélicos y reflexionar sobre la ideología frenética que causó todas las tragedias.
La locura de los militaristas japoneses durante la Segunda Guerra Mundial es uno de los principales motivos que provocaron los hongos atómicos en las dos ciudades. Incluso frente a un seguro fracaso, los militaristas rechazaron la Declaración de Potsdam en 1945, porque a sus ojos la vida de los civiles eran irrelevantes en comparación con sus ambiciones.
Las tragedias de Hiroshima y Nagasaki, junto con los atroces crímenes que el ejército japonés perpetró en otros países, son ejemplos horribles de lo que puede suponer el militarismo desenfrenado.
En realidad, el militarismo japonés no solo es un peligro para los vecinos de Japón y la estabilidad regional, sino también una amenaza alarmante para los ciudadanos japoneses.
Como consecuencia, la tendencia al resurgimiento militarista en el gobierno de Abe -- impulsando nuevos proyectos de ley sobre seguridad, manteniendo una ambigua actitud hacia el pasado bélico del país, y su encubierta intención de encubrir sus crímenes de guerra -- es particularmente preocupante.
Es obvio que a muchos japoneses no les guste hacia dónde se dirige el gobierno ultraderechista de Abe.
Cuando Abe habló el jueves ante la muchedumbre, se podían escuchar gritos de protesta cerca del parque. "Retira los proyectos de guerra", gritaban los manifestantes, sujetando pancartas. En Nagasaki, manifestaciones similares tuvieron lugar durante el discurso de Abe.
Es hora de que Abe y su gabinete reconozcan que la mejor medida para conmemorar a las víctimas de los bombardeos atómicos es reflexionar sinceramente sobre su pasado de guerra, porque los que no saben aprender de la historia están condenados a repetirla.