La educación de los hijos arruina a padres chinos

El deseo de enviar a los hijos a estudiar al extranjero llega con un alto precio para muchas familias chinas. El espejismo de mejorar las condiciones de vida y conseguir un futuro brillante a través de una educación en el exterior acaba resultando una inversión perdida.

Diferencias de calidad

Tras graduarse en la provicia de Guangdong, Wang Jianhai se marchó a Texas para estudiar una maestría que, como su familia creía, le daría ventaja en el mercado laboral. Su padre trabajaba en una factoría electrónica de Zhuhai y ganaba unos 10.000 yuanes al mes, por lo que la aventura no suponía una carga financiera tan pesada. Sin embargo, tras regresar, Wang, de 26 años, no estaba mejor preparado para encontrar un trabajo. Ni siquiera había mejorado su inglés y reconoce que “permanecíamos con otros asiáticos la mayor parte del tiempo”.

Eventualmente, sus padres tuvieron que invertir más dinero aún para ayudarle a ganarse la vida con su propia tienda de electrónica. “No ha ganado ni un céntimo para devolvernos, a pesar de que hemos cuidado de él durante 26 años, mientras que otros de su edad llevan ganado más de 200.000 yuanes”, cuenta con amargura su padre, de 66 años. “Podríamos haber tenido una vida decente tras nuestra jubilación con nuestros ahorros, pero ahora nos hemos quedado con el agua al cuello”, añade.

Wang cuenta que su padre tuvo que dejar sus deportes favoritos, natación y escalada, para ahorrar. “No se trata sólo de la falta de dinero; la sensación de que ahora somos pobres es lo que de verdad me avergüenza cuando estoy con mis amigos”, reconoce el padre.

Aunque los padres consideran la educación en el extranjero como un atajo hacia el éxito, los expertos argumentan que muy pocos entienden de verdad las grandes diferencias en calidad que existen entre las universidades de los países desarrollados.

En EE.UU., uno de los destinos más populares entre los estudiantes chinos, las opciones van desde las mundialmente famosas universidades de la Ivy League, como Harvard o Yale, hasta unas 3.000 universidades comunitarias. Hay también muchas “minas de títulos” en las que se requiere muy poco para obtener las cualificaciones. Muchos estudiantes chinos caen víctimas de estas “minas”.

Zhang afirma que, sin tener en cuenta en qué universidad se estudie, en última instancia el valor de un diploma en China ha decaído debido a la gran cantidad de gente que busca uno. “Es extremadamente estúpido que alguien pague esos altos precios por un título”.

La vista en el exterior

A pesar de las dificultades familiares y la experiencia de los estudiantes retornados, la demanda de estudios en el extranjero no muestra signos de debilidad.

Expertos del sector afirman que las instituciones académicas de otros países se muestran cada vez más deseosas de beneficiarse de esta tendencia entre los estudiantes chinos, en especial desde el inicio de la crisis financiera. Las ferias educativas que se celebran en toda China para captar estudiantes están siempre llenas.

Sin embargo, los expertos advierten a los padres que deben ser razonables. Zhang Jianbai indica que deben tener claro “qué esperan del desarrollo mental o las habilidades prácticas durante los estudios”.

La personalidad del estudiante también debe ser tenida en cuenta, según los expertos, ya que no todos los jóvenes están preparados para los retos que supone estudiar en el extranjero, que implican presiones como el idioma, el estilo de vida y las diferencias culturales, y una fuerte exigencia de autodisciplina.

“Usar el dinero que estaba destinado a mejorar las condiciones de vida de la gente en años venideros para hacer inversiones ciegas en educación resultará al final un derroche”, advierte Lao Kaisheng.

 

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Palabras clave : educación,arruinar,,padres chinos

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