La selección española consiguió ante Alemania una victoria tan importante como trabajada en un partido en el que su juego sembró dudas, por la falta de alegría, ideas y resolución en el tiro y con una defensa que sólo funcionó en determinados momentos. Los planteamientos fueron claros desde el comienzo del partido. Pau Gasol y Nowitzki eran una pareja de baile y otra Marc Gasol y Kaman. Dos auténticos choques de trenes. Nivelada la cuestión estratégica bajo los tableros, quedaba la guerra en el perímetro y por ahí comenzó a fallar la selección española.