El Schalke fue de más a menos y acabó desinflándose. El conjunto alemán comenzó a mostrarse incómodo sobre el terreno de juego y la separación que se originó entres sus líneas acabó descoordinando por completo a Raúl y los suyos, que convirtieron la presión al rival en una empresa individual en vez de colectiva. El Manchester supo jugar con el marcador de la ida y poco antes de la media hora logró asestar el primer golpe a la moral de su oponente con el primer gol de la noche, obra de Valencia tras una fatídica pérdida de balón de los visitantes en la salida del balón. Tan sólo cinco minutos después del primer tanto del ecuatoriano en competición continental, un fallo tan desmedido como inexplicable de Neuer permitió a los de Ferguson aumentar su ventaja aún más por medio de Gibson.