Las pinturas también existían en las cámaras de ataúdes durante las dinastías Qin y Han, pero en la primera eran comparativamente raros. Los murales de la dinastía Han del Oeste están muy bien representados por la Cámara de Ataúd Luoyang de finales del referido periodo. El mural se pintó sobre 20 ladrillos situados en la parte superior de la cámara, y describe un sapo, un dragón azul, un tigre blanco, un monstruo, una figura, una luna, entre otras cosas. Tiene el siguiente significado: dirigir el espíritu al Cielo, ser feliz por siempre y proteger el ataúd de ser destruido por el demonio.
Mural conduciendo un carruaje (Cámara de ataúd de la dinastía Han del Este, distrito Zhu, ciudad de Luoyang)
Algunos otros murales con significados similares fueron descubiertos también en cámaras de ataúdes de la dinastía Han del Este. Por ejemplo, una cámara de finales de la referida dinastía descubierta en 1957, en cuyas puerta y pared fueron pintados un sol, una luna, fieras, entre otras cosas. El objetivo de este mural era también proteger el ataúd.