Los primeros minutos recordaban por momentos a los vistos en El Molinón. El Barcelona se sentía ahogado por la presión de un rival replegado cuando defendía pero desatado a la contra. Esta vez los de Guardiola rectificaron y declararon una guerra formal en el medio del campo. Cada centímetro en la medular se pagaba a precio de oro, conscientes de la repercusión que tendría llevarse esa batalla. Una vez estabilizado del zarandeo inicial, la maquinaria azulgrana se puso a funcionar a pleno rendimiento con la dupla Messi-Villa como motor principal. Al cuarto de hora, un pase del asturiano dejó solo a Villa, pero el argentino cruzó en exceso a la salida de Szcesny. La segunda parte de esa asociación, pero a la inversa, sí tuvo el premio deseado. Esta vez 'La Pulga' puso el cuero al hueco y Villa batió raso y por debajo de las piernas del joven meta del Arsenal. La alianza hispano-argentina está nutriendo al Barcelona de tantos y asistencias. Gol decimonoveno del asturiano en la temporada y vigésima asistencia del de Rosario (ocho a Villa).
El tanto del Barcelona rompió todavía más el partido. El Arsenal buscó a la desesperada una contestación rápida con peligrosos contragolpes. Walcott inició una jugada que acabó en las botas de Cesc pero apareció Abidal en el momento oportuno y en el sitio adecuado. También tuvo la suya Van Persie pero el holandés disparó desviado. El Barça no se achantó en ningún momento y Pedro pudo dejar la eliminatoria casi sentenciada tras una internada de Villa.
El conjunto azulgrana se fue al descanso con los deberes hechos pero con una renta que puso ser más amplia si el italiano Nicola Rizzoli no hubiera anulado un gol de Messi, presumiblemente por un fuera de juego tras rebotar el balón en Pedro. Lo cierto es que antes del remate del argentino, un defensor 'gunner' toca el balón con la mano dentro del área.