El Barcelona de Guardiola sigue con el maleficio de las idas de los octavos de final de la Liga de Campeones . Hoy parecía que iba a ser el día en el que Pep iba a romper el hechizo por el cual nunca ha sido capaz de ganar el primer 'round' de los octavos de final de la máxima competición europea, pero finalmente se ha repetido la historia por culpa de un Arsenal que nunca fue mejor que el Barcelona pero sí supo aprovechar los contragolpes.
El conjunto londinense salió con un punto superior en cuanto a intensidad pero los azulgrana acabaron imponiendo su fútbol cuando el centro del campo empezó a funcionar. Una vez lograda la batalla en la medular, la asociación Messi-Villa hizo el resto antes del descanso. En la segunda parte, el Barcelona se replegó bien y siguió tocando hasta que Guardiola decidió poner músculo en el centro y quitar a Villa . Wenger contestó con Arshavin y a partir de ahí comenzó la reacción del Arsenal. Van Persie empaló en una posición escorada para hacer el empate y el ruso aprovechó una gran contra llevada a cabo por Nasri para dejar los octavos más comprometidos de lo que debería.
El encuentro pintaba bonito de antemano. Dos filosofías basadas en el buen trato al cuero, donde el fútbol de ataque prima por encima de todo. Vamos dos equipos con mismo ADN. Así comenzó el encuentro, con posesiones largas, rápidas y con oportunidades. Wenger, que volvió a jugar al despiste y arriesgó metiendo a Nasri cuatro días antes del alta, adoctrinó para morder desde el inicio. A la mínima oportunidad salían en tromba hacia el guardameta rival y el Arsenal empezó con más ahínco. Nasri avisó a los cuatro minutos de juego tras una falta que nadie logró conectar y la más clara salió de las botas de Cesc, para lo que pensaran que el catalán iba a salir nervioso por los últimos rumores sobre su futuro. El internacional español, con frialdad, la picó dentro del área pero su genialidad no la aprovechó Van Persie.