Tras los actos oficiales, la delegación tomó la calle, donde les esperaban miles de seguidores. Los jugadorse subieron a un autobús descubierto, desde donde cantaron, bailaron y brindaron con la afición española que jalonaba las calles del centro de Madrid. Más tarde, en un escenario instalado en la Explanada del Puente del Rey, se celebró una fiesta con actuaciones y con la intervención de los jugadores para agradecer el apoyo de la afición en la forja de la leyenda roja. La fiesta en España sigue.