El patrón del restaurante, un inversionista de Singapur de 56 años, comentó durante la entrevista que, dada la buena acogida que ha tenido en la ciudad este primer restaurante al estilo estadounidense, está considerando abrir un segundo restaurante tan sólo 5 meses después de la inauguración del primero. Será la cuarta vez en este mes que visita Pyongyang con la intención de analizar esta posibilidad, y, si todo marcha bien, el nuevo restaurante se inaugurará a principios del año próximo.

Con el objetivo de reducir la evidente influencia de EEUU, la hamburguesa, que es el plato más popular de la carta, ha cambiado su nombre por el de “pan con carne de res”. Se venden al día aproximadamente 300 hamburguesas, con un precio que varía entre los 1,77 y los 2,5 dólares. Cocacola, por ejemplo, también ha tenido que cambiar su nombre por el de “bebida dulce de ácido carbónico”. Además, el restaurante también ofrece otros platos con muy buena acogida, como patatas fritas, perritos calientes o waffei. Eso sí, todas las vendedoras lucen un emblema de Kim Jong Il en el pecho.

El precio de la comida del restaurante es bastante caro teniendo en cuenta los estándares en Corea de Norte, un país en el que los alimentos siguen sin ser abundantes, y algunos superan la mitad del salario de los empleados coreanos. Pero el empresario que ha abierto el establecimiento no abandona el plan de ampliación de su negocio, y explica que el restaurante, situado al lado de una estación de metro, atrae a muchos nativos y también a alumnos chinos y rusos que estudian en los alrededores.