Afortunadamente no había nadie en la habitación y sólo unos cuantos objetos inservibles se quemaron antes de que el cuerpo de bomberos arrivara al palacio. Les tomó casi una hora extinguir las llamas. Al final, sólo el cascarón del ala oeste quedó en pie; por suerte, una extravagante serie de murales que se encontraba en la habitación contigua quedó intacta.
La averiguación puesta en marcha por los bomberos y los servicios de seguridad pública indicaron que el incendio había sido provocado por una persona. El principal sospechoso fue un empleado recientemente despedido que había expresado su descontento con la decisión de removerlo de su puesto. Mao, (apellido del presunto piromano que atentó contra el patrimonio cultural de la nación, originario de Longyou, un poblado de la misma provincia) que previamente había sido empleado de la sección conmemorativa del palacio, fue detenido la media noche del 5 de octubre bajo cargos de haber provocado el incendio: su profundo resentimiento al haber sido despedido, la prueba ‘más’ contundente. Las líneas de investigación continúan abiertas.