La lamasería Zhaibung fue la última en Lhasa que se reabrió a los turistas después de los disturbios. Unos 300 monjes de Zhaibung trataron de manifestarse en el centro de la ciudad de Lhasa antes del caos, junto a monjes de otros templos, pero la policía logró frustrar su propósito.
La policía interrogó posteriormente a algunos de los lamas del monasterio sospechosos de haber participado en los incidentes violentos, que dejaron al menos 18 civiles y un agente policial muertos, mientras que muchas viviendas, tiendas y vehículos fueron incendiados.