El cielo despejado, el aire fresco y los árboles y flores de múlticolores hacen realzar la montaña nevada Yulong ubicada a lo lejos, lo que constituye un paisaje otoñal agradable y gozoso. La antigua ciudad de Lijiang, con pequeños ríos y puentes despersos en orden, muestra tanto su fisonomía de ciudad montañosa como su encanto de tierra de agua. En la galería de madera de una posada local, el visitante se siente muy tranquilo, bañándose en los rayos de sol tibios de la meseta y saboreando el té Pu’er guardado en un año.