Sorprendidos e incapaces de dar una respuesta a los reclamos de los manifestantes por los altos niveles de paro, los trabajos precarios, la corrupción, las dificultades para acceder a una vivienda en España y lo que han definido como “partitocracia”, algunos políticos no han tenido más remedio que reconocer la justeza de sus demandas, otros afirman comprenderlos y les hacen un guiño que intenta encontrar una repercusión en las urnas y los de derecha se limitan identificar al Gobierno, también, como único culpable de este descontento y a acusar a la izquierda de estar detrás del movimiento, al que acusan de llamar al abstencionismo.
Sin embargo, el 15-M, si bien carece aún de un programa concreto, tal vez por la propia espontaneidad con la que se formó, ha dejado claro su carácter apartidista y asindical y que no incitan a no votar ni a torpedear las elecciones, sino a buscar alternativas y a dar su respaldo a otros partidos pequeños con posturas más cercanas a sus intereses.
“La campaña no es un llamamiento a la abstención, sino una petición para que entregues tu voto a otras opciones, que puedan haber sido tradicionalmente más minoritarias, pero que sepan que ese voto se les entrega para que representen a quienes se lo entregan, que entiendan dónde están las líneas rojas que no se pueden cruzar”, declaró uno de sus miembros.
Sus críticas más duras van dirigidas al gobernante Partido Socialista Español (PSOE) y al Partido Popular, principal fuerza de la oposición, a los que acusan de preocuparse únicamente por el poder o por alternarse en el mismo sin ofrecer verdaderas soluciones a sus problemas.
Lamentablemente, las escasas horas que restan para la apertura de los colegios electorales, hace poco probable que la bola de nieve de Democracia Real YA crezca lo suficiente antes del domingo 22 de mayo como para cambiar la suerte ya echada de los comicios y muchos rezan porque el tiempo corra implacable y las encuestas se hagan realidad.
No obstante, está claro que los reclamos de los manifestantes tiran a la zurda y que su descontento con las políticas del PSOE terminará por diluir el voto de la izquierda entre las distintas formaciones de esa tendencia.
Las críticas generalizadas a la gestión del Ejecutivo de José Luis Rodríguez Zapatero terminarán haciendo realidad el axioma de que los extremos se tocan y la derecha recogerá los beneficios, pero el toque de atención de la red está dado.