Por Leonardo Anoceto Rodríguez

 

Desde principios de año, Europa contempla con aparente distancia el desmoronamiento de las autocracias de los países árabes, reducidas a nada por movimientos que, dicen, se generaron, crecieron y se desarrollaron a partir del descontento que los ciudadanos fue haciendo patente a través de las redes sociales.

Aunque resulte manido hablar de las infinitas posibilidades de Internet, la red volvió a sorprender entonces al mundo, al revelarse como un medio capaz de movilizar en pocas horas a un número impensable de ciudadanos, sin que medien campañas previas de partidos políticos o sindicatos, históricamente encargados de arrastrar a grandes grupos de personas a las calles.

Acomodados en su altura, algunos quizás se imaginaron inmunes a protestas similares. Pero lo que sirve para unos, puede ser aplicable también a otras realidades, salvando las distancias. Las redes sociales comienzan a mostrar a Europa, particularmente a España, que su modelo de democracia, aunque más avanzado, también tiene grietas, si bien hoy resulta impensable que acontecimientos similares a los del mundo árabe puedan vivirse en el denominado Viejo Continente.

Indignados por la actuación de los principales partidos políticos, que se devoran entre sí por alcanzar el que parece ser su único fin, el poder, miles de españoles, en su mayoría jóvenes desempleados pertenecientes a la generación académicamente mejor preparada del país, se han concentrado en las plazas de varias ciudades, entre ellas la emblemática Puerta del Sol de Madrid, que marca el kilómetro cero.

Lo que comenzó como un simple cruce de opiniones a través de la web, en el que los participantes expresaban su hartazgo de la clase política y sus críticas al distanciamiento cada vez mayor que estas viven con la realidad española, terminó dando vida al movimiento Democracia Real YA (http://democraciarealya.es), identificado por los medios como 15-M (15 de mayo), por ser este el día en que sus seguidores decidieron abandonar el ciberespacio y plantarse en calles y plazas para patentizar su voz.

El nombre en sí de la plataforma, que asegura no estar identificada con las fuerzas de izquierda, derecha o centro, pone en entredicho el modelo democrático europeo, zarandeado a su antojo en los últimos años por los mercados financieros.

Quizás los principales partidos políticos pensaron que se trataba de cosa de unos pocos y en un principio pasaron con indiferencia de la protesta. Pero la fuerza que ha ido ganando el movimiento en los últimos días, justo en la recta final de la campaña electoral con vistas a los comicios autonómicos y municipales del próximo domingo, ha obligado a los políticos a hablar de Democracia Real YA en la maratón de cansinos mítines con los que intentan ganar votos.

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