Otro informe, en este caso del Departamento de Estado de Estados Unidos, alertó el año pasado sobre la Trata de Personas, revelando la existencia de hasta 300.000 “restavek” y definiendo el fenómeno como una “convención social” profundamente enraizada en la sociedad haitiana.

Para contrarrestar este problema, Pérez considera necesario “hacer un trabajo enorme de sensibilización con las familias que reciben a los niños y con las que los entregan”.

El terremoto de 7,3 grados del 12 de enero de 2010 dejó 222.570 muertos, 300.000 heridos y un millón 300.000 damnificados, entre ellos miles de huérfanos. “No se sabe dónde están los padres de 5.000 niños”, dijo Pérez a Xinhua, aunque aclaró que el 40 por ciento de los pequeños estaba separado de sus familias antes del sismo y 2.600 se separaron después.

Hasta el momento 1.300 niños han sido reunificados y sólo sobre 2.000 se tiene la certeza de que perdieron a sus padres. De los otros 3.000 se está averiguando: los chicos dibujan dónde vivían antes de enero del 2010 y cuentan si había un parque o un árbol frente a sus casas. Allí empieza el trabajo: un centro de llamadas, mapeos, el rastreo paciente para reunificar a los hogares.

Esos niños y las mujeres son los grupos más expuestos a sufrir violaciones o abusos, debido al hacinamiento y a la falta de seguridad imperante en el país, señaló Pérez.

Según Unicef, tras el sismo, 15 niños desaparecieron de varios hospitales y días después 10 estadounidenses “que supuestamente formaban parte de una misión para rescatar a los huérfanos”, fueron detenidos cuando trataban de introducir 33 infantes en República Dominicana sin la documentación requerida.

Solo en 2010, la Brigada de Protección al Menor, una división de la Policía Nacional Haitiana que cuenta con apenas 70 efectivos, evitó el tráfico ilegal de 12.000 niños: entre 100 y 200 por el aeropuerto Toussaint Louverture, en la capital de Haití, y el resto por la frontera con República Dominicana.

También el año pasado, el Departamento de Estado de Estados Unidos informó que el tráfico de niños haitianos para explotación sexual y laboral a República Dominicana y Bahamas registró un agudo aumento desde 2008, situación que según los organismos internacionales empeoró en 2010 tras el terremoto.