Esas iniciativas, aclaró Mantega, han sido suprimidas y en su lugar el Ejecutivo de Rousseff aplica otras que buscan enfriar la economía, como un drástico recorte en el gasto público de 30.000 millones de dólares, para llevar al PIB a un nivel de expansión considerado más sustentable, de alrededor de 5 por ciento, en 2011.

“La economía brasileña no está sobrecalentada, comenzó 2011 en un nivel de crecimiento del 4,5 por ciento al 5 por ciento y debe cerrar el año en ese rango”, dijo Mantega en respuesta a quienes hablan de presión inflacionaria.

Para el director gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI), el francés Dominique Strauss-Kahn, el resultado es una “recuperación impresionante de la crisis de 2008-09” y demuestra que las políticas económicas de la última década han permitido a Brasil resistir los choques externos.

Los cortes en el gasto público, junto con los últimos aumentos en las tasas de intereses, añadió, permitirán desacelerar la economía para situarse en un nivel equilibrado y sustentable en el largo plazo.

No obstante, Strauss-Kahn señaló que en el corto plazo será importante establecer una mezcla de políticas para contener las presiones inflacionarias, mientras se administran los desafíos ligados a la fuerte entrada de capital extranjero.

En un comunicado divulgado luego de reunirse con la presidenta brasileña y el ministro Mantega, el titular del FMI indicó que para lograr un crecimiento sustentable, Brasil debe eliminar la pobreza y las desigualdades sociales, avanzar más en una reforma tributaria que aumente la inversión y reducir las rigideces presupuestarias para mejorar la administración de las finanzas públicas.

Igualmente, recomendó llevar a cabo una reforma del sistema de seguridad social para hacerlo sustentable y atractivo para las inversiones privadas y mejorar el clima empresarial.